la barca sin pescador fragmentos
La barca sin pescador (1945)
Alejandro Casona (1903 – 1965)
Primer acto, escena cuatro (fragmento)
CABALLERO. Tu lista está bien nutrida de traiciones, bajezas, escándalos y daños. Ni el dolor humano te ha conmovido nunca, ni has guardado jamás la fe jurada, ni has respetado la mujer de tu prójimo. En cuanto a aquello de no codiciar los bienes ajenoscreo que será mejor no hablar, ¿verdad?
RICARDO. Si; realmente, sería muy largo.
CABALLERO. En una palabra; todo lo que la Ley te manda respetar, lo has atropellado; todo lo que te prohíbe, lo has hecho. Hasta ahora, sólo un mandamiento te ha detenido: "No matarás".
RICARDO.—(Inquieto, levantándose.) ¿Es un crimen lo que vienes a proponerme?
CABALLERO. Exactamente; lo único que falta en tu lista. Atrévete a completarla, y yo volveré a tus manos las riendas del poder y del dinero, que acabas de perder.
RICARDO. No, gracias. Habré llegado muy bajo, no lo niego. Pero un crimen es demasiado.
CABALLERO. ¿Tan seguro estás de no haber cometido ninguno? Hay crímenes sin sangre, que no están en el Código.
RICARDO. ¿Por ejemplo...?
CABALLERO. Por ejemplo... (Consulta nuevamente la ficha.) Cuando eras niño pobre rondabas los muelles buscando plátanos podridos para saciar tu hambre. Treinta años después hacías arrojar al mar centenares de vagones, para hacer subir los precios. ¿Cómo llamarían a eso los niños hambrientos que siguen
rondando los muelles?
RICARDO. No puedo detenerme en sentimentalismos. El corazón es un mal negocio.
CABALLERO. De acuerdo. Entonces dejemos los sentimientos y vamos a los números, que es tu fuerte. (Vuelve a consultar la ficha.) En tu empresa trabajan tres mil hombres respirando los gases de las minas y el humo de las fábricas. Según las estadísticas todos ellos mueren cinco años antes de lo normal. Tres mil hombres a cinco años, son ciento cuarenta siglos de vida truncada. ¡Linda cifra, eh!La historia del mundo no tiene tanto.
RICARDO. Tampoco de eso es mía la culpa. Yo no inventé el sistema.
CABALLERO. Pero vives de él cómodamente. Y todo esto sin contar a los que tosen en plena juventud gracias a ti; y a los que engendran hijos raquíticos, gracias a ti; y a los viejos prematuros, y a los mutilados...
RICARDO. ¡Tenemos los mejores hospitales del país!
CABALLERO. Lo desiempre: primero fabricáis los enfermos y después los hospitales.
RICARDO. Entendámonos. ¿Has venido a perder mi alma o a darme una lección de moral?
CABALLERO. Nunca he sabido hacer lo uno sin lo otro.
RICARDO. Vergüenza debiera darte. Si en vez de un predicador trasnochado fueras un diablo serio, estarías orgulloso de mí.
CABALLERO. ¿Y quién dice que no? Desde mipunto de vista todo lo que has hecho hasta ahora es perfecto.
RICARDO. ¡Ah! Pero de esos males de que me acusas, no soy el responsable yo sólo. Somos muchos. ¡Todos!
CABALLERO. En eso no te falta razón. Para emplear tu lenguaje yo diría que son... "crímenes anónimos, de responsabilidad limitada".
RICARDO. Exacto.
CABALLERO. Por eso vengo a proponerte uno que sea exclusivamentetuyo; con plena responsabilidad.
RICARDO. Es inútil. ¡No mataré...! ¡No mataré!
CABALLERO. Calma. Un hombre de presa como tú no rechaza un negocio sin escuchar las condiciones.
RICARDO. Por buenas que sean. Una cosa es encogerse de hombros ante la vida de los demás, y otra muy distinta matar con las propias manos.
CABALLERO. ¿Y si no hicieran falta las manos?
RICARDO. ¿Qué quieres decir?
CABALLERO. Que el hecho material no me importa. Basta con la intención moral. Pon tú la voluntad de matar, y yo me encargo de lo demás.
RICARDO. No me fío. Un negocio con tantas facilidades siempre es sospechoso.
CABALLERO. Ah, ¿ya empieza a parecerte fácil?
RICARDO. ¿Y a quién no? Si la víctima cae lejos, sin que yo tenga que verla, ¿qué puede importarme?
CABALLERO....
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