La Batalla
Serían como las nueve de la mañana cuando desde muy lejos en el horizonte, entre las colinas, en el calentar de los rayos de sol que empezaban a difundir la luz, se podía apreciar diminutamentelas siluetas de ejército francés, el cual había sido dispersado por las guerrillas de caballería, se estaban reagrupando y avanzaban.
— ¡General!, ¡vienen desde la Hacienda de Rementería!—dijeacercándome rápidamente al general.
Cuando llegué a donde él se encontraba le conté que las guerrillas de caballería habían cruzado fuego con los franceses y se estaban retirando, en él me dijo: —ve al Fuertede Guadalupe, con el comandante y esperen a que yo de la señal para que disparen el cañón.
En ese momento corrí hacia el fuerte, le expliqué al comandante y en ese momento el general dio la señalpara disparar.
Entonces, exactamente a las once quince de la mañana se escuchó un grito — ¡Fuego! — la bala de cañón salió disparada, en ese momento el grupo del ejército francés se dividió en dos: laprimera parte se condujo hacia los fuertes para atacarlos y la segunda parte quedó como reserva.
— ¡Se están acercando hacia nosotros rápidamente, comandante! —grite. — ¡Ve con el coronel y dile quenecesitamos que su batallón vaya al encuentro de las tropas francesas!— entonces el batallón del coronel que estaba entre el fuerte y los franceses atacó para ganar tiempo y territorio. Luego volvícon el comandante.
— ¡General, ¿Por qué se separan?! —pregunté preocupado mientras veía como el batallón mexicano se dispersaba. — ¡no se están separando, están haciendo una formación de batalla paraacorrálalos y darnos tiempo! — me dijo el comandante.
Se lograba percibir la maniobra que planeaban los mexicanos: estaban rodeándolos desde Guadalupe hasta la Plaza de Román. Su prioridad: protegerla artillería.
— ¡Comandante, ha sido un gran honor haber estado en su ejército!— dije con orgullo— ¡¿pero qué dices, soldado?, todavía no has muerto así que ve y pelea en la batalla!
Después...
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