la biblia de los caidos
Tomo 1 del testamento de Mad
Fernando Trujillo Sanz
KINDLE EDITION
Copyright © 2013 Fernando Trujillo Sanz
http://www.facebook.com/fernando.trujillosanz
nandoynuba@gmail.com
Edición y correción
Nieves García Bautista
Diseño de portada
Javier Charro
Ilustración interior
Rafael José Crespo
(https://www.facebook.com/rafael.crespoguilarte)
TOMO 1 DELTESTAMENTO DE MAD
No todas las historias producen la misma sensación al ser narradas. Algunas son más duras
que otras, como solo yo puedo saber, hasta el punto de desear que todo hubiese ocurrido de otro
modo, algo que por desgracia no está en mi mano.
He meditado mucho sobre la conveniencia de incluir o no las crónicas de Mad, pues la suya
no es una historia fácil. Sin embargo, al final se impusola necesidad de contribuir a algo más
grande, de explicar debidamente los acontecimientos posteriores a La Biblia de los Caídos. La
participación de Mad en dichos acontecimientos, aun siendo esencial, podría haber sido
resumida, y tal vez yo, el cronista, habría simplificado considerablemente mi labor. Claro que, en
ese caso, no sería honesto conmigo mismo…
Debo formular una advertencia, noobstante. A pesar de que no sé si estas crónicas llegarán
a ser leídas por alguien, ese es su propósito y, con tal fin, es preciso dar a conocer que este tomo
no se puede comprender sin haber leído antes el Tomo 0 de La Biblia de los Caídos. Del mismo
modo, y para no relatar de nuevo lo ya expuesto anteriormente, es necesario haber leído también
el Tomo 1 del Testamento de Sombra y el Tomo 1del Testamento del Gris, en ese orden.
Dado que no es posible comprender los actos de Mad sin saber quién es, aquí comienza su
historia.
Ramsey.
PRÓLOGO
Había sangre y huesos rotos. También un brazo dislocado, colgando hacia atrás de un modo tan
antinatural que su dueño podría rascarse cualquier parte de su espalda. Un ojo hinchado, una mejilla
desgarrada, una nariz del doble de sutamaño que ya no apuntaba al frente...
—No me queda más remedio que imponer una sanción disciplinaria —dijo el director,
devolviendo las fotografías a la carpeta del expediente—. Las normas son muy claras al respecto.
Tres días de suspensión. El comité escolar se reunirá mañana y decidirá si la expulsión es
permanente.
Marina desvió la mirada y tomó aire. Le costó un esfuerzo considerable mantenerla compostura.
La palabra «permanente» y todas sus implicaciones resonaban en su cabeza, alterando
inevitablemente su talante tranquilo.
—¡No pueden hacer eso! —replicó elevando el tono más de lo que pretendía.
—Me gustaría no tener que hacerlo —apuntó el director con la indiferencia de quien está
acostumbrado a manejar situaciones delicadas—, pero el comportamiento de sus hijos no nos dejaotra opción.
Ella no podía aceptarlo. Para una madre, renunciar a defender a sus hijos era algo impensable,
algo que sencillamente no tenía lugar en la mente de Marina. Además, eran solo unos niños,
demasiado pequeños para...
De pronto, cayó en un detalle importante.
—Pero... supongo que habría algún profesor vigilando el recreo, ¿verdad?
—Naturalmente. Siempre hay dos profesores...
—¿Y notendrán alguna responsabilidad en lo sucedido? —le interrumpió Marina.
Una mueca bastante fea, cuyo significado Marina no acertó a descifrar, pasó por el rostro serio e
imperturbable del director, se quedó allí un instante, y luego desapareció.
—Hay muchos alumnos, no se puede pretender que estén encima de todos y cada uno de ellos.
—Pues es su deber. Si no pueden controlar a unos chicos deseis años, deberían contratar a más
personal.
Ahora empezaba a traslucir el enfado en la expresión del director.
—Gracias por su sugerencia, pero llevo a cargo de este colegio más de dieciséis años y sé
cómo gestionarlo. Los profesores cumplieron con su obligación. A saber qué hubiera pasado si no
llegan a detener la pelea.
—Si mis hijos se han peleado, será por una buena razón —dijo...
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