la blasfemia
Por Francisco Javier Gutiérrez (Psicólogo nicaragüense)
El dictador de Nicaragua agita de nuevo un nacionalismo tribal con el San Juan, usando ahora comopretexto la carretera en la ribera tica del río. Sin verificar en el terreno la obra y sin determinar realmente cuáles son sus verdaderos impactos ambientales, los ecologistas del país, basados másen la xenofobia que en la evidencia científica, ya se apresuraron también a condenar el “ecocidio” y a pedir la hoguera ambiental para la “malévola” presidenta de Costa Rica. Se habla de daños contrala ecología mundial y se afinan demandas en La Haya, pero las preguntas que surgen entonces son, ¿por qué no se aplicó la misma lupa ambiental para el dragado del río que clandestinamente ejecutó elGobierno? ¿Por qué no se exige con la misma beligerancia los detalles del proyecto Brito, que por lo poco que se ha filtrado atenta contra la propia existencia del río? ¿Por qué este clamor no se elevacon la misma vehemencia por la salvación del Xolotlán o de Bosawas? ¿No son estos también crímenes ecológicos? A mí me parece que para creer en el inusitado amor por la naturaleza de Ortega y en supatriótica hipocresía, primero su gobierno de facto debería atender los desastres ecológicos nacionales. El dictador utilizó el dragado del río como un diferendo postizo, para desviar la atención de losproblemas del país y echar una fachada de legitimidad a su candidatura inconstitucional. Ahora infla otro litigio artificial para disipar los nauseabundos olores que dejó el fraude. El nacionalismociego es una perturbación mental de los tiranos, no de los pueblos, absolutamente ajeno a los valores de una sociedad civilizada. El San Juan desata una ceguera chovinista que ve la paja en el ojoajeno pero no ve la viga en el nuestro. El río sufre daños ecológicos del lado nicaragüense también, pero la tonta patriotería infantil los niega. Igualmente no reconocemos otra verdad incómoda para...
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