La Caberna
impostores y farsantes que, cuando hablan, sólo pretenden convencer a las personas que les escuchan. Así pues, principalmente, su máxima preocupación consiste en que loque dicen logre el objetivo de manipular a su audiencia. En consecuencia, el hecho de que lo que digan sea verdadero o falso les resulta más bien indiferente.
Las mentiras prevalecen y persisten en nuestra cultura, y es una amenaza para el normal desarrollo de una vida civilizada, a saber ser indiferente a la verdad es una característica indeseable e incluso criticable y, por tanto, laverdad es algo que debemos cultivar, practicar y enseñar. La verdad es tan importante para nosotros, y vale la pena que nos preocupemos especialmente por ella.
Todos sabemos que nuestra sociedad soporta grandes dosis algunas premeditadas, otras puramente accidentales de mentiras y engaño. Sin embargo está claro que no parece que esta carga haya logrado al menos hasta ahora paralizarnuestra civilización. Tal vez algunas personas consideren, que esto demuestra que, al fin y al cabo, la verdad no es tan importante, y que no hay ninguna razón especial para preocuparse por ella. En mi opinión, esto es un lamentable error.
son muchas las personas que, con gran tenacidad por su parte, no están dispuestas a admitir ni siquiera en principio que pueda existir la verdad. Todos sabemosqué significa decir la verdad acerca de diversas cosas sobre las cuales no nos cabe ninguna duda, como, por ejemplo, nuestros nombres y direcciones. Asimismo, comprendemos con igual claridad qué significa dar una información falsa de ellos. Sabemos muy bien cómo mentir al respecto.
La verdad, ¿es algo que en realidad nos preocupa ? Cuando intento poner de notoriedad por qué la verdad esimportante para nosotros. Pienso que, en muchas ocasiones, la verdad posee una gran utilidad práctica. En mi opinión, cualquier sociedad que procure gozar de funcionalidad debe tener una idea clara de la utilidad de la verdad. Al fin y al cabo, ¿cómo una sociedad que se no se preocupase por la verdad podría emitir juicios y tomar decisiones bien informadas sobre la manera más adecuada de gestionarsus asuntos públicos? ¿Cómo podría prosperar, o siquiera sobrevivir, sin tener el conocimiento suficiente sobre los hechos relevantes para lograr sus objetivos y afrontar con prudencia y eficacia sus problemas?
Las clases más elevadas de civilización dependen, en mayor medida, de un respeto consciente por la importancia de la honestidad y la claridad a la hora de explicar los hechos. Es muyprobable que las ciencias naturales y sociales, así como la gestión de los asuntos públicos, quedasen estancadas si no conservasen con sumo cuidado este respeto y esta preocupación.
Vivimos una época en la cual, muchos individuos bastante cultos consideran que la verdad no merece ningún respeto especial. Por supuesto, todos sabemos que una actitud insensible hacia la verdad es más o menosfrecuente entre publicistas y políticos, miembros que suelen destacar en la producción de mentiras y cualquier otro tipo de fraudulencia e impostura que puedan imaginar. No es ninguna novedad, y ya estamos acostumbrados a ello.
Hace poco, una versión más extrema de faltar a la verdad se ha generalizado de manera preocupante entre el que, podríamos considerar un grupo de personas fiables.Numerosos escépticos y cínicos imperturbables sobre la importancia de la verdad se cuentan entre reputados y premiados biógrafos, autobiógrafos, teóricos de la literatura, novelistas e incluso entre filósofos.
Ninguna sociedad puede permitirse despreciar o no respetar la verdad. Sin embargo, no basta con que una sociedad se limite a reconocer. Además, la sociedad no debe olvidarse de alentar...
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