La Caida De Un Laberinto

Páginas: 367 (91749 palabras) Publicado: 25 de julio de 2015
A Jeremy Greymont le gusta disfrutar sin preocupaciones
con mujeres anónimas que no significan nada para él.
Pero tras una existencia jalonada de cortesanas y buen
whisky escocés se le ha acabado el tiempo. Su abuelo le
ha lanzado un ultimátum: debe casarse y concebir un
heredero lo antes posible.
La encantadora Georgina Russell parece la respuesta
perfecta a su problema. Le intriga y atrae comoninguna
otra mujer hasta ese momento y por ella se siente
dispuesto a renunciar a los juegos sexuales que tanto le
gustan. Sin embargo, Georgina fue víctima en el pasado
de un brutal asalto que la ha dejado marcada
psicológicamente. Algo que él no sospecha y contra lo que
tendrá que luchar con todas sus fuerzas, en especial si
quiere conseguir que sea ella la que ponga fin a su eterna
soltería. Raine Miller

La caída de un libertino
ePub r1.0
sleepwithghosts 24.01.15

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Título original: The Undoing of a Libertine
Raine Miller, 2014
Traducción: María José Losada
Editor digital: sleepwithghosts
ePub base r1.2

Dedicado a los Ghardian

«Este precioso libro de amor,
este amante incompleto…».
WILLIAM SHAKESPEARE, Romeo y Julieta AGRADECIMIENTOS

Para

mis fans. Este es para vosotros. Sobre todo y ante todo
escribo para mí misma, pero, sin los increíbles lectores que se
ponen en contacto conmigo para contarme cómo se han sentido al
leer una de mis historias, para decirme que disfrutaron al leer las
palabras y que eso ha hecho que se olviden de sus problemas
cotidianos durante unas horas, no sería capaz de seguir adelante.
Leercualquiera de esos preciosos mensajes es una de mis mayores
alegrías como escritora. Gracias por ese regalo.
Con cariño,
R.

CAPÍTULO UNO
« Un libertino, canto maravillosamente.
Mi verso es la verdadera imagen de mi mente,
que, siempre en movimiento, sigue deseando un cambio» .
MICHAEL D RAYTON, Idea

Septiembre, 1837
Londres

Un

revolcón siempre era agradable. «Condenadamente caliente»,
pensó Jeremy. Ylo había necesitado con urgencia, como de
costumbre. El sexo había resultado el desahogo físico que tanto le
gustaba: insinuante, absoluto y salvaje.
Siempre había sentido inclinación por el sexo duro y, por
suerte, existían profesionales con suficiente conocimiento de las
artes carnales como para satisfacer sus extraños gustos. Obtener lo
que quería jamás había sido un problema; en Londres habíauna
amplia variedad de prostíbulos y burdeles. Si un hombre no podía
encontrar lo que quería en esa ciudad, es que no era su día de suerte.
Jeremy Greymont se apoyó en el cabecero y se permitió el
descanso de un hombre saciado y exhausto, al menos por el
momento. Sabía que aquella sensación no duraría. Nunca lo hacía.
Ese era el inconveniente de pagar a la persona con la que se
acostaba, nosignificaba nada y se olvidaba de ella en el mismo

segundo en que su miembro estaba oculto tras la bragueta de los
pantalones.
M iró a su alrededor e intentó ver el lugar como lo que era, una
estancia decorada con buen gusto, empapelada de seda color verde
oscuro y con paneles de madera de roble de buena calidad…, y
bastante limpia. Suficiente para él, ¿verdad? Pero, dejando a un lado
los detallesdecorativos, no era más que un lugar; una habitación
para follar. Solo un cuarto con una cama en la que llevar a cabo
intercambios carnales entre personas que se utilizaban las unas a las
otras.
La utilización era algo que se daba por supuesto. Si meditaba
sobre ello, llegaba a la conclusión de que, en el fondo, no era más
que un simple trueque. Un negocio en el que se canjeaban monedas
por el uso deun cuerpo. Y eso era, en su opinión, un hecho
inapelable que le obligaba a tomar precauciones. Con las cortesanas
se aseguraba de utilizar siempre un condón, nada de sífilis, gonorrea
u otras sorpresas. No necesitaba preocuparse por ninguna de esas
cuestiones.
Y, una vez que ya se había acostado con una mujer, no solía
repetir. Repetir un revolcón era una rareza. Solo buscaba
gratificación...
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