La Cajita De Musica
-Ahora vamosa tener que buscar otro recipiente pero que sea irrompible, dijo Juan sonriente y partieron hacia la cocina en su búsqueda. En uno de los cajones entreabiertos de la cómoda, estaban los calcetines de los niños. Como por arte de magia, Dulcetín, el calcetín derecho del par amante de las cosas dulces, que dirigía siempre al grupo, al ver los caramelos en el piso, salió muy orondo a recogerlos,apurado por si acaso regresaban los niños. Su par izquierdo le sirvió de bolsa y rápidamente introdujo las golosinas en él, para luego regresar a su morada, en silencio. Claro que no estaban solos en el interior del mueble y tuvieron que compartirlos, bajo presión de ser denunciados.
Así fue que el calcetín dulce y su par, compartieron los sabrosos caramelos. Los calcetines rojos prefirieron losde frutilla, los blancos, saborearon los de ananá, los del uniforme del colegio, los de chocolate y café, como era de suponer, y los de paseo, prefirieron degustar los de leche. Eso sí, como a nadie le gustaban los caramelos ácidos, justamente por ser muy ácidos, quedaron dentro del calcetín izquierdo.
Cuando los pequeños regresaron de la cocina, se encontraron con la sorpresa de que habíandesaparecido todos los caramelos, entonces con cara de desconcierto y miradas cómplices decidieron esconder los trozos del frasco roto dentro de una bolsita de tela suave que encontraron en el armario, colocándola debajo de una de las camas con la intención de que sus padres no la vieran. Al despertar la madre de su siesta fue hasta la habitación de los niños y al notar a simple vista, que todo estabaen orden, bajó a preparar la merienda mientras ellos miraban los dibujitos por la televisión. Ninguno hizo alusión a lo sucedido y ella demostró tener un sueño muy profundo al no enterarse de nada, ni sospechar siquiera…
Al día siguiente debían ir al colegio, como todas las mañanas y, al colocarse los calcetines del uniforme escolar, sintieron un aroma exquisito a chocolate y café en el ambientemientras se vestían, pero no le dieron mayor importancia. Por la noche al quitárselos, sus pies desprendían un aroma muy rico, algo inusual en ellos. Su padre siempre bromeaba al respecto, diciéndoles que olían a queso y que, si el ratón Pérez pasaba por allí, se los comería a mordiscones con sus filosos dientes roedores.
Pasaron los días y los niños jugaron sin recordar el hecho hasta que undía, al regresar del colegio, buscaron la bolsita debajo de la cama y la caramelera rota ya no estaba en su interior y, en lugar de trozos de cristal, había una cajita de música que sonaba con una melodía muy especial, similar al tañido de las campanas de la iglesia.
Las cajas musicales, en ocasiones, guardan recuerdos, que vibran con diferentes armonías, según el estado de ánimo de quien lasabre. Pueden encerrar fantasías, sueños, deseos, cual hechizos que despiertan ante la primera nota musical, para luego perderse con la última, en el momento de cerrar su tapa. Esta era una cajita pequeña, de colores cálidos, recubierta en su interior por una tela roja aterciopelada, poseía dos cajoncitos que se abrían lentamente mientras salían las notas musicales a enredarse con el aire y lasfantasías de quien apreciaba su sonido y, además, tenía un espejito en la contratapa. La caja era acorazonada y, sobre la superficie, se podía ver en un pentagrama, la clave de sol y corazones rosados. Los niños la abrían y cerraban repetidas veces para oír la melodía desde el comienzo y reían con ello. Cuando Ana escuchó ese sonido tan particular y las risas de sus hijos, se acercó a ver qué estaba...
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