La calle donde vivo
Mientras que el resto de las cuadras de la colonia donde habito son o al menos se ven divertidas, la calle donde vivo no lo es tanto. Es oscura, la gentesuele jugar al espía a cada momento que alguien entra o sale de casa, aquellos que buscan privacidad nunca la encuentran, los perros de los vecinos ladran a más no poder –como si vieranalgo-, existe un choque continuo entre géneros, época y gustos de música. En fin, es la calle donde vivo. Mientras veo -sigo la misma acción de los demás: espiar gente- imaginocomo es el interior de el resto de las casas que colindan con la mía, o si al cerrar la puerta se sigue siendo la misma persona que sonríe tras un ventanal. Mi calle es grande y a dossentidos.
Muchos dicen que desde las alturas se aprecian más las cosas y que se tiene una óptica diferente y mejor de lo que sucede en el exterior, pero del cuarto piso donde mesitúo, no es tan especial: hay accidentes automovilísticos y la mujer que vive al cruzar la calle pasa cada una de sus tardes incitando, sonriendo y coqueteando sagazmente con sujefe, esperando progresar en su lista nueva de caricias. Entre futbol rápido, comercios de cerveza, SK8 frustrados, chismes y catálogos de inquilinos, mi calle no sobrevive a losubterráneo del arte Graffiti, a lo visible del alquilar, vender y prestar cuerpos que en los alrededores es común, a los parques de re-creación donde lo único recreativo son lascátedras en inhalar, inyectar y fumar sustancias psicotrópicas; donde, desde lo alto de las azoteas, las amas de casa -faltas de caricias e inmersas en soledad- se exhiben al sexo opuestoen busca de amante; donde no conoces a quien vive a tu lado y aun así sabes cada detalle de su vida.
En mi calle no hay historia, la historia está al interior de cada habitación.
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