La Campanilla De La Doncella
―No. Con usted no lo estaré, señora ―dije; y a mí misma me sorprendieron estas palabras, ya que no soy impuslsiva. Pero fue exactamente como si hubiese pensado en voz alta.Ella pareció complacida, y dijo que esperaba que siguiese pensando lo mismo; luego me dio algunas instrucciones sobre su tocador, y dijo que Agners, la criada, me enseñaría dónde estaban las cosas.―Esta noche estoy cansada y cenaré arriba ―dijo―. Agnes me traerá la bandeja, así que puedes disponer de tiempo para deshacer el equipaje y acomodarte; después puedes venir a desvertirme.
―Muy bien,señora ―dije―. ¿Tocará la campanilla, supongo?
Me miró con extrañeza.
―No. Te mandaré a Agnes ―dijo rápidamente y cogió su libro otra vez.
Bueno indudablemente, era de lo más raro: ¿cada vez que laseñora necesitaba a su doncella, iba a llamarla la criada? Me pregunté si es que no había campanillas en la casa; pero al día siguiente comprobé que había en todas las habitaciones, y que había unaespecial que llamaba de la habitación de mi señora a la mía. Así que me pareció rarísimo que cada vez que la señora Brympton quisiera algo me mandase a Agnes, que tenía que recorrer todo el ala delos criados para venir a avisarme. Pero no era esto lo único extraño en la casa. Al día siguiente mismo descubrí que la señora Brympton no tenía enfermera; entonces le pregunté a Agnes quién era lamujer que había visto en el pasillo la tarde anterior. Agnes dijo que ella no había visto ninguna mujer, y me di cuenta de que pensaba que eran imaginaciones mías. Desde luego, estaba oscuro cuando...
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