La casa de Hades
-Mamá…- busque palabrasque la reconfortaran pero la verdad no soy tan bueno en ese aspecto, vale, pongan en mi delante una manticora, una dracaena, un león de nemea o inclusoa la hidra y no tendría más que sacar a Riptide y en dos estocadas resolvería el problema, ahora con mucha más facilidad gracias a mi pequeñochapuzón en el estigio, al estilo Aquiles, pero no había inmortalidad que valiera ante las lágrimas de una mujer, mucho menos si esa era mi madre, o Annabeth,a la que por cierto extraño a horrores.
Afuera resonó la bocina de Paul, mi padrastro.
-¡Apresúrate hijo!- me gritó, un habito que había cogidodesde el año pasado, cuando mi padre, el dios del mar, Poseidón, había ido de visita para mi septuagésimo cumpleaños.
A Paul siempre le fastidiabanlas visitas de mi padre, por que mi mamá siempre tenía esa mirada de “Totalmente encandilada” que se le pasaba en cuando papá se iba y papá, bueno, élme había hablado acerca de cuando le desagradaba Paul, no por ser un mal tipo, al estilo del apestoso Gabe, sino simplemente por que era uno de losdioses más celosos y después de todo, como él decía, Sally Jackson era la madre de su hijo predilecto.
-Te extrañare, cielo-mi mamá me acaricio elrostro y soltó otro sollozo- no puedo creer que tu padre me haga esto…
-Fue mi idea, mamá- le recordé- además volveré para mi cumpleaños- le dije
Regístrate para leer el documento completo.