la casa de las verdades

ufeffEstoy en mi lecho de muerte, y hoy más que nunca me doy cuenta de que no he hecho nada con mi vida…
Mi nombre es Kevin Stevenson y agonizo a los 76 años en esta casa solitaria… apartada de todo lo conocido, mi historia comienza en el principio. Era el año 1788, mis padres estaban dándome la bienvenida a este mundo, era una mañana de noviembre, la partera llegaba a la casa de mis padrestratando de no pisar ningún charco (ya que llovía fuertemente) e intentando llevarle el paso a mi padre que presuroso la guiaba al lugar de mi nacimiento. Al llegar, abrió la puerta y encontró a mi madre tendida en el suelo con abundante sangre rodeándola y yo intentando salir, al revisar la partera el estado de mi madre, le dijo tristemente a mi padre: “solo podré salvar a uno de los dos”, al oíresto se dibujó en la cara de mi padre una expresión de desesperación e impotencia. Mi madre que también escuchó dijo: “prométeme que cuidaras de él, cuida de tu hijo”. Y terminando de decir eso, murió. Mi padre estaba tan impactado por los hechos que salió de la casa y grito tan fuertemente que algunos vecinos se acercaban para ver que ocurría. Cuando se dio cuenta de que yo quede a su cuidado, melanzó una mirada de desprecio e ira.
Así fueron pasando los meses y los años pero su odio hacia mí solo aumentaba, no se cansaba de repetir que por mi culpa había muerto mi madre. Al ir creciendo, también crecía mi desprecio hacia él. Cuando le preguntaba sobre mi madre o sobre mi familia, solo me ignoraba o me miraba fríamente.
Fue tal nuestro distanciamiento que empezó a descuidar mialimentación, mi vestuario y hasta mi salud.
Un día mi padre me ordeno entregar unas piezas de metal que había fabricado (ya que era herrero) al señor Smith que vivía en el pueblo vecino.
Ya de regreso pasé por el mercado y observé que una mujer preparaba una especie de guiso, descuidando así su puesto, apenas vi la oportunidad y me lancé a robarle algunas frutas, pescado y unas semillas, para mi malafortuna un guardia me vio y se echó a correr tras de mí, trate de acelerar mas pero mis pobres piernas no tenían fuerza para más. Cruzando el rio se me ocurrió tirar las mercancías para ver si el sujeto se detenía, al no detenerse corrí lo más rápido que pude hasta llegar a mi casa. Mi padre, que estaba ebrio, me observó y preguntó la razón por la cual había llegado tan exaltado, yo le contestérápidamente que unos perros me habían perseguido hasta aquí. Al cabo de una hora llega el guardia y toca la puerta, al ver que mi padre iba a abrirle, salgo corriendo a esconderme a la herrería. Me imagino que el sujeto le contó todo ya que al encontrarme me dijo bruscamente que le devolviera las cosas o iba a castigarme como nunca lo había hecho, en ese momento recordé que lancé las cosas al rio y estese las llevo con su corriente, al no contar con las mercancías, mi padre tuvo que pagar alrededor de 5 libras, cuando se fue el guardia, puso un fierro en las brasas. Mientras se calentaba comenzó a golpearme hasta dejarme en el suelo. Una vez caliente el metal me dijo: “esta marca es para recordarte lo que debes hacer y lo que no”, me amordazó para que nadie escuchara nada y rozó el fierro por micara lastimándome el ojo izquierdo. Esa noche no me dejó salir de ahí y para colmo me cobró las mercancías con comida, dejándome sin alimento por un día. Al Salir de ese lugar, me di cuenta de que no podía ver con mi ojo herido, así que furioso, me dirigí a la casa y armado de valor me enfrente a mi padre diciendo: “¡¿acaso tú no has cometido más errores como para merecer un mayor castigo del queme has dado?!”, inmediatamente me volteo a ver y dijo: “no tantos errores como el de matar a mi propia madre”, me sentí tan molesto e impotente con esa respuesta que Salí corriendo lo más lejos que pude. Llegué a un bosque y me senté en una roca a meditar un poco pero no encontré solución para lo que estaba viviendo, ya casi oscureciéndose pensé que lo mejor sería escapar de la casa y dejarle...