la celestina
(Mientras afina el laúd)
Complicado es el mal que padecéis, pero nocreáis que sois el único.Más deuno ya ha caído en la trampa de esas engañosas criaturas a las que llamanmujeres.CALISTO:
(enfadado)
¿Mujer? ¿De qué hablas, desgraciado? Melibea no es una mujer.Es dios, ¿me oyes? ¡Dios!SEMPRONIO(aparte)
: De nada sirve hacerlo razonar. Mi amo está locoCALISTO: ¿Que hablas, traidor?SEMPRONIO: Digo que no hay mejor remedio contra el mal de amores que un buenromance.CALISTO: Tus intentos son envano; mi mal no tiene remedio.Pero toca de todos modos.SEMPRONIO
(tañendo el laúd, se aclara la garganta) En un campo de fresasCon olor a compresas En un bosque de pinosCon olor a chuminosVivía elconde rinoCon cien metros de pepinoTenía cien doncellas Putas, todas ellasCincuenta las follabaY cincuenta las dejaba
- Conde Rino, Conde Rino,hoy no, que tengo la regla- Con regla o sin regla,te lameto por delante,y te la saco por detrás.
y así vivió el Conde Rino saltando de pino en pino y aguantándose el pepino
CALISTO: bello romance es, sin duda, pero no consigue aplacar la pena que mecorroeSEMPRONIO: Creo que tengo la solución a tu problema, mi señor CALISTO:
(incorporándose)
¡Pues dila, bellaco! Dila si no quieres verme muertoSEMPRONIO: hace tiempo que conozco a una vieja barbudaque se llama Celestina. Eshechicera, astuta y experta en toda clase de maldades. Creo que son más de cincomil los virgos que se han hecho y deshecho en esta ciudad bajo su influencia.Sería capaz deprovocar a una dura peña, y hacerla arder de lujuria.
CALISTO: ¿Podría hablar con ella?SEMPRONIO: Si eso es lo que deseáis, iré a buscarla. Mientras tanto, arreglaos pararecibirla, pues del tiempo...
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