La cenicienta yeh shen
El único amigo que tenía Yeh-Shen era un pez quehabía capturado para criarlo. Era un hermoso pez con ojos dorados, y cada día salía del agua, y posaba su cabeza en la orilla de la fuente, esperando que Yeh- Shen lo alimentara. La madrastra de Yeh-Shen no le daba mucha comida, pero la huérfana siempre encontraba algo para compartir con su pez, el que fue creciendo hasta alcanzar dimensiones enormes.
De alguna forma la madrastra se enteró deesto. Se enojó mucho al descubrir que Yeh-Shen guardaba un secreto.
Bajó corriendo hasta la fuente, pero no pudo descubrir al pez, pues la mascota de Yeh-Shen, sabiamente, se había escondido. La madrastra, sin embargo, era una mujer hábil, y pronto ideó un plan. Caminó hasta la casa y gritó: - Yeh-Shen, ve y trae un poco de leña. Pero espera, los vecinos te pueden ver. Deja tu asqueroso abrigoaquí. Cuando la niña se alejó de su vista, su madrastra se puso el abrigo y regresó a la fuente. En ese momento el gran pez vio el abrigo de Yeh-Shen que le era familiar, y se acercó a la orilla esperando ser alimentado. Pero la madrastra, que había escondido una daga en la manga, acuchilló al pez, lo envolvió en su ropa y se lo llevó a casa para cocinarlo en la noche. Cuando Yeh-Shen llegó a lafuente esa tarde encontró que su amigo había desaparecido. Abrumada por el dolor, la niña dejó caer sus lágrimas en las quietas aguas de la fuente.
- Ay, pobre niña -dijo una voz. Yeh-Shen se levantó y encontró a un anciano que la observaba. Él tenía las vestimentas másraídas que uno pueda imaginar y su cabello caía sobre sus hombros.
- ¿Quién eres? -preguntó Yeh-Shen.
- Eso notiene importancia, hija mía. Todo lo que debes saber es que he sido enviado para contarte acerca de los maravillosos poderes que tiene tu pez.
- Mi pez, pero, señor... -Los ojos de la niña se llenaron de lágrimas y no pudo continuar.
El anciano suspiró y dijo:
- Sí, mi niña, tu pez ya no vive, y debo decirte que tu madrastra es una vez más la razón de tu pena.
Yeh-Shen se horrorizó,pero el viejo continuó:
- No nos lamentemos de cosas pasadas -dijo-, porque te he traído un regalo. Ahora debes escuchar con atención esto: las espinas de tu pescado están llenas de un espíritu poderoso. Cuando estés en serios apuros, debes arrodillarte ante ellas y hacerles saber los deseos de tu corazón. Pero no derroches sus dones.
Yeh-Shen quería hacerle muchas otras preguntas alsabio, pero él se elevó al cielo antes de que ella pudiera pronunciar una palabra. Con el corazón muy acongojado, Yeh-Shen se encaminó hacia el montón de estiércol para reunir los restos de su amigo. El tiempo pasó y Yeh-Shen, que permanecía mucho sola, encontró consuelo al hablarle a las espinas de su pescado. Cuando estaba con hambre, lo que ocurría con frecuencia, Yeh-Shen le pedía comida a lasespinas. De esta manera, Yeh-Shen se las arreglaba para vivir día a día, pero estaba temerosa de que su madrastra fuera a descubrir su secreto y le quitara, incluso, eso. Así transcurrió el tiempo y llegó la primavera. El festival se acercaba. Era la época más atareada del año. ¡Había tanto que cocinar, limpiar y coser! Yeh-Shen difícilmente tenía un rato de descanso. En el festival de primavera...
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