La Cenicienta
La Cenicienta
Había una vez, en un pequeño reino, una muchacha bella y dulce llamada Cenicienta. Vivía con su cruel madrastra y dos hermanastras malvadas. Las tres tenían celos de labondad y belleza de Cenicienta, y la hacían trabajar noche y día. Los ratones y los pájaros eran los únicos amigos de Cenicienta. Cenicienta cocinaba, fregaba, lavaba y cosía mientras sus egoístashermanastras no hacían nada de nada. Pero Cenicienta no protestaba nunca. Creía que, algún día, sus sueños de felicidad se harían realidad. Un día llegó una invitación del Rey. Aquella noche se celebrabaun baile en honor al Príncipe. Se pedía la asistencia de odas las doncellas del reino. Cenicienta estaba muy emocionada:- ¡Eso significa que yo también puedo ir! Las hermanastras se echaron a reír. –Pero la invitación decía que deben asistir todas las doncellas- protesto Cenicienta. –Muy bien, Cenicienta, puedes ir… cuando acabes odas tus tareas- le dijo la madrastra-. Ahora, lávame estas medias.Y cose esos ojales.- … ¿Dónde está mi corsé? Plancha este vestido. Rízame el pelo. ¡Ah! Y busca… mi abanico. La madrastra de Cenicienta la mantenía todo el día atareada.Pronto llegò la hora delbaile, pero Cenicienta no habìa tenido tiempo de arreglar se ùnico vestido de noche.Muy triste,decidiò no asistir al baile.Pero... los animalitos amigos de Cenicienta le habìan preparado una sorpresa. ¡Lehabìan arreglado su vestido, y era precioso!. Cenicienta se sentìa muy feliz ¡Ahora podria asistir al baile al fin! Pero cuando las malvadas hermanastras de Cenicienta vieron lo bellìsima que estaba, y se pusieron furiosas. En un ataque de rabia, destruyeron su vestido. Luego se marcharon con su madre.Cenicienta se echò a llorar y saliò corriendo al jardin. --Pense que algùn dìa mis sueños seharìan relidad-- sollozò--. Y ahora jamàs podrè ir al baile real. --Si podras,hijita, pero debamos apresurarnos--dijo una voz amable. Cenicienta levantò los ojos y allì estaba su Hada Madrina.--Vamòs...
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