La Coflonorte Cuento

LA COFLONORTE
Es que si hay algo bien “arrecho” en esta vida es ser un “pelao” campesino que le toca trabajar para salir de la pobreza y tener solo sueños y “pendejadas” que lo llevan a uno a pensar y a imaginar en riquezas que nunca van a llegar.
Todavía me acuerdo, cuando al comenzar el año, en la escuela, nos reunió la profesora María de la Cruz; la eterna maestra de rostro algoarrugado, mirada penetrante y ceño fruncido, un poco despeinada, por culpa de las rabias que le hacíamos tener, que siempre tenía en sus manos una regla de madera, con la que ponía orden y disciplina castigando nuestras espaldas o nuestras manos y con su voz fuerte que a veces daba la sensación de estar gritando, preguntó a cada uno: ¿y usted qué quieren ser cuando sea grande?
Ese Lunes,la profesora nos leyó una parte de un libro y menciono a un escritor boyacense, del que no me acuerdo bien si le decían Caballero Calderón porque era su nombre, o le decían caballero, porque así les dicen a los señores ya mayores o porque era un caballero que manejaba flota; pero si tengo claro que hablaba que “la flota”, como le decían las gentes del pueblo, era el mismo bus, destartaladoy ruinoso que rodaba cuesta abajo, por la carretera que llega de la cumbre al pueblo, el viejo dinosaurio venía de Bogotá todos los días, y llegaba a eso de las siete de la noche y se regresaba hacia la capital todos los días a las 7 de la mañana. Esa “flota” era La Alianza y era la única que llegaba a mi pueblo.
Cuando llegó mi turno y la maestra me pregunto, ¿qué quiere ser cuandogrande?, muy seguro le dije: “voy a ser chofer de flota”.
Luego de mi respuesta todos los otros niños soltaron la risa, por que siempre me habían visto montado en una burra en la que me tocaba llevar la leche de la finca al pueblo y venderla casa a casa. Aunque todos se burlaron me quedé muy tranquilo, ¿qué le vamos a hacer?; ese era mi sueño, esa tenía que ser mi profesión y ya meimaginaba todos los días saliendo de mi pueblo para la capital, manejando mi flota y diciéndole al ayudante del bus, que gritara lo mas duro que pudiera: “ Bogotá, Bogotá, Bogotá, sale la Alianza…”
Dentro de mi inocencia estaba convencido, que manejar flota, era más sencillo que “manejar esa burra mañosa”, con la que todos los fines de semana, tenía que luchar para ir a la finca a traer laleche para vender.
Finalmente, la cuestión no era tan difícil, había que enfrentar inteligencia del muchacho contra la maña del animal y si bien es cierto, que siempre le ganaba, también era cierto que fueron muchas las lágrimas que me hizo derramar mi mañosa compañera, cuando me alcanzaba con sus coces y mordiscos, haciendo jirones mis pantalones arremangados y empapados de sudor, enesas batallas por saber quien era el que mandaba…
Ayudaba, entre otras estrategias, ponerle una ruana algo mugrosa para taparle la cara y evitar que saliera corriendo, organizar las riendas que me servían para darle “dirección”, después ponerle la enjalma y apretarle la cincha y salir ileso de sus mordiscos, ya era un verdadera hazaña; pero, amarrarle dos cantinas, una a cada lado,montar en ancas y obligarla a que cogiera el camino indicado y no el que se le daba la gana era completar la guerra que había que librar.
Pero todavía faltaba esperar qué inventaba la bendita burra en el trayecto entre el pueblo y la finca. Tenía la picardía de todos los animales de la naturaleza juntos, era capaz de meterse a cualquier casa o en cualquier potrero, intentabaenredarme contra las cercas de cuerdas de púas donde algunas veces quedaron parte de mis viejos pantalones; era capaz de meterse debajo las carrocerías de los camiones, acostarse en la mitad de la carretera, sin importarle si venía un carro, o si le pitaban. Simplemente se levantaba cuando quería o después de escuchar la sarta de madrazos y groserías que le decían los camioneros y a...