la comida
-¿Qué ocurre, Daniel?
-Elhombre- sollozó el niño, señalando hacia la ventana abierta-. El hombre de la capa negra entró a mi cuarto y quiso morderme el cuello.
-Otra vez-puso los ojos en blanco el padre-. Te dije que no ledejaras mirar esa estúpida película. Te dije, Maira.
La madre no le hizo caso y se acercó al niño a consolarlo. El padre, mientras tanto, miró a través de la ventana y luego cerró los postigos.
-Qué raro- dijo-. Pensé que los había cerrado hoy antes de acostarnos.
A la media hora el incidente había sido olvidado, y los tres dormían abrazados en la cama matrimonial.
Una semanadespués, el hombre se levantó para tomar un poco de agua y sintió ruidos en la habitación de su hijo. Buscó la pistola que guardaba sobre la alacena y de un salto se metió al dormitorio. Y emitió un siseode perplejidad. Allí, sobre la cama de una plaza, estaba el padre Antonio, el cura de la parroquia, totalmente borracho y abusando de Daniel. Se había sacado la sotana negra y la había plegado conprolijidad sobre la silla. El padre del chico lanzó un grito desgarrador y lo bajó de la cama de una trompada. El cura cayó al suelo gimoteando y se cubrió sus partes íntimas con una sábana estampada endibujos infantiles. Comenzó a rezar un frenético avemaría, de rodillas sobre el suelo.
-Ayúdenme- dijo en medio de sus rezos-. Estoy enfermo. No puedo parar de pensar en los niños. Por favorayúdenme.
El padre del chico sacó al cura a la rastra, hacia el patio trasero. Mientras tanto la madre había visto la escena en el dormitorio y ahora se deshacía en gritos de dolor y pena.
-Porfavor Jesús perdóname- decía el cura, y miró suplicante al padre que caminaba alrededor de él-. Llama a la hermana Jacinta. Y al padre Luis. Y a la policía. Quiero que todo el mundo se entere de...
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