La Complicidad La muerte y El ataúd

Me acuerdo de aquel día tan inoportuno y desafortunado. Me acuerdo de aquel cuarto, sus opacas y húmedas paredes, esa mugrosa ventana por donde entraba una tenue pero cegadora luz donde el sol se asomaba por el horizonte hasta que se ocultaba en la distancia. Me acuerdo de cómo aquel hombre, un tanto anciano y achaparrado por los años, sin compungirse, me depositó junto a mis otros compañerosque, al igual que yo, permanecen inmóviles en sus rígidas y acolchonadas complexiones, mientras el hombre hacia su trabajo de la manera más dulce, tierna y delicada que el solo podía hacer.
En mi descansa el letargo, donde el tiempo se detuvo, los sonidos son imperceptibles y la oscuridad sella mi silueta.
El sollozo reposa sobre mi lustrada figura y la inmortalidad del afecto y la pena se fundenen una caricia temblorosa que rozan mi lateralidad.
Mi roble fragancia se desluce entremezclados en un sin fin de esencias florales, yacen sobre mi pecho de anchas vetas y aplanados nudos, que sollozantes le acompañan, en mi, su último lecho en la nostálgica y solitaria morada.

Creo que ya era momento de que mi final llegara. Ya las manos advertían que no podrían sentir el rose de las cosas ymis piernas ya no podían sostenerme por mucho tiempo. Me recuesto lentamente. Mi cuerpo asiste a su último reposo, los sonidos son difusos y los sentidos se ralentizan apaciguando mis pensamientos.
Los recuerdos se suceden vertiginosamente y la serenidad invade mi alma, los temores se fugan; la certeza de la partida. Cómplice de tu nervioso accionar, el imponente cañón que me señala actúa,como una arpón que atraviesa mi pecho cual daga desenfrenada.
Sé que no fue tu intensión, que te tomé por sorpresa y que fue un simple error. Yo tampoco debí haberte asustado de aquella estrepitosa manera. Pero aquí estoy, liberando mi alma de toda acosación y dejando en este mundo mi último suspiro.
Tu hurtuoso acto, disparador de mi acción más primitiva de supervivencia, me lleva al momento másirracional y condenatorio de mi vida.
Mi arrebato, sentencia mi juicio y la cordura se toma licencia, supliéndolo la locura. Mi emocionalidad aturdida parte ligeramente ante el desconcierto y la culpa acompaña la incomprensión de lo absurdo.
La paranoia me devasta y converjo alejándome en el sometimiento de la fuga.

Focalización Constituida por las tres perspectivas:
Me acuerdo de aquel día taninoportuno y desafortunado. Me acuerdo de aquel cuarto, sus opacas y húmedas paredes, esa mugrosa ventana por donde entraba una tenue pero cegadora luz donde el sol se asomaba por el horizonte hasta que se ocultaba en la distancia. Me acuerdo de cómo aquel hombre, un tanto anciano y achaparrado por los años, sin compungirse, me depositó junto a mis otros compañeros que, al igual que yo,permanecen inmóviles en sus rígidas y acolchonadas complexiones, mientras el hombre hacia su trabajo de la manera más dulce, tierna y delicada que el solo podía hacer.
Los recuerdos se suceden vertiginosamente y la serenidad invade mi alma, los temores se fugan; la certeza de la partida.
Sé que no fue tu intensión, que te tomé por sorpresa y que fue un simple error. Yo tampoco debí haberte asustado deaquella estrepitosa manera. Pero aquí estoy, liberando mi alma de toda acosación y dejando en este mundo mi último suspiro.
Tu hurtuoso acto, disparador de mi acción más primitiva de supervivencia, me lleva al momento más irracional y condenatorio de mi vida.
Mi arrebato, sentencia mi juicio y la cordura se toma licencia, supliéndolo la locura. Mi emocionalidad aturdida parte ligeramente ante eldesconcierto y la culpa acompaña la incomprensión de lo absurdo.
Cómplice de tu nervioso accionar, el imponente cañón que me señala actúa, como una arpón que atraviesa mi pecho cual daga desenfrenada.
Creo que ya era momento de que mi final llegara. Ya las manos advertían que no podrían sentir el rose de las cosas y mis piernas ya no podían sostenerme por mucho tiempo. Me recuesto lentamente. Mi...