La conciencia sucia
Por Federico Henríquez Gratereaux
(de A pleno pulmón, periódico Hoy, pág. 2A, Miércoles 05 de enero de 2011)
Mientras los “habitantes” de las ciudades no se organicen para“resistir”, no será posible vivir “decentemente” en ninguna parte. Digo “habitantes” porque ya no somos ciudadanos, esto es, sujetos de derecho, con deberes y obligaciones de carácter cívico. Nada deeso; somos meros “consumidores” pasivos; vemos pasar las comparsas políticas arrancando pelos a los animales, flores a las plantas, dinero a las arcas públicas, libertades al hombre común. “Losdepredadores” actúan a su antojo y se burlan de los nuevos habitantes –consumidores, que alguna vez fueron ciudadanos, personas responsables de su destino. Esos políticos ya no son “hombres de Estado”, o loque es igual, estadistas; son “pseudócratas”, líderes de cartón que imitan los gestos de los verdaderos gobernantes.
En esta comedia colectiva estamos “tal para cual”. Ni los habitantes sonciudadanos, ni los políticos son estadistas. Es una farsa comunitaria en la que todos compiten para lograr dos objetivos: ganar dinero y engañar al público ¿Quiénes harán negocios más lucrativos? ¿Quiénesengañarán con mejores argumentos? En esto consisten “los concursos” publicitarios, económicos, proselitistas, que son hoy las campañas políticas electorales. No puede negarse que dichas actividadesforman parte de “la libre concurrencia” en el mercado, como decían los economistas clásicos. Por eso pueden parecer democráticas y tener justificaciones teóricas, políticas o sociológicas.
Pero es unconcurso viciado e injusto, de dudosa legitimidad; por sus resultados, en primer lugar; y porque la mayoría de los participantes acude al “ring” con un ojo tapado o un brazo amarrado. No hay equidad enel llamado “negocio de la libertad”, como dicen ciertos españoles de edad avanzada, algunos de ellos “nostálgicos” del franquismo. Financiar un “proyecto político” no es tarea al alcance de todo...
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