La Condición Docente: Profesionalización Con Politización

La condición docente: profesionalización con politización


Emilio TENTI FANFANI[1]


1. Sobre la condición e identidad docente

La expresión “condición docente” resulta útil para denominar un “estado” del proceso de construcción social del oficio docente[2]. El sustantivo “condición” tiene una ventaja: es lo suficientemente neutro como para no tomar posición en la lucha por ladefinición del sentido de esta actividad en las sociedades contemporáneas. La docencia existe como realidad objetiva (personas que se ganan su vida enseñando en instituciones escolares oficiales o reconocidas por el Estado). Se pueden estudiar sus características tales como género, edad, antigüedad, títulos que poseen, estado civil, ingresos que perciben, bienes que poseen, etc. Pero además de estosatributos también existen como sujetos capaces de dar un significado a lo que son y hacen. Por eso, cuando se quiere estudiar la “condición docente”, también hay que incluir en el objeto ciertas dimensiones de su subjetividad, tales como las percepciones, representaciones, valoraciones, opiniones, expectativas, etc.

Cada docente en particular y el conjunto de los docentes como colectivo tiene unadefinición acerca de su identidad como agente social. Pero estas identidades no son siempre homogéneas. Mientras unos se autorepresentan como “apóstoles del saber” otros se consideran como “trabajadores” y otros como “profesionales”, “funcionarios”, etc. En otras palabras, el mismo objeto social puede ser construido de formas diferentes. En esta construcción, el lenguaje y los nombres que lesponemos a las cosas juegan un rol fundamental.

Cuando alguien se propone hacer una investigación sobre los docentes debe ser consciente que el nombre que le pone a su objeto no es simplemente descriptivo, sino que tiene una dimensión prescriptiva que e muy difícil de controlar. Desde este punto de vista, el sociólogo o el especialista en ciencias de la educación no tiene ninguna autoridadparticular como para imponer “con autoridad” el nombre que hay que ponerle al docente (funcionario, apóstol, profesional, trabajador). En este sentido, “la condición docente” es un término cómodo, en la medida en que no toma posición en esta lucha. Lo mismo podría decirse de la expresión “El oficio del docente”. Ambos (porque por lo general no son usados en la lucha actual por la definición de estecolectivo), son útiles como para expresar una cierta prudencia a la hora de denominar la realidad que se quiere analizar

En otras palabras, como la docencia (como cualquier otro objeto social) no existe como esencia o sustancia cuya verdad hay que descubrir sino como construcción social e histórica, lo que sí puede y debe hacer la investigación educativa es reconstruir la lógica de las luchas por ladefinición de este fenómeno social. Sabemos que los nombres no son un simple reflejo, sino que “agregan realidad” a la cosa nombrada. A su vez, los objetos sociales son polisémicos, es decir, pueden recibir distintas denominaciones y por lo tanto terminan siendo cosas diferentes. Así no es lo mismo un docente que vive su trabajo como una “vocación” (en el sentido fuerte del término) que un docente“profesional” o “funcionario”.

Estas diferentes construcciones tienen una historia, se encarnan en actores con intereses y recursos específicos. Las denominaciones no se yuxtaponen, sino que muchas veces se contradicen y hasta son materia de conflicto. No es una casualidad que la mayoría de los sindicatos defiendan el concepto de docente como “trabajador” (o como “proletario” o formando parte delproletariado) y que muchos funcionarios y tecnócratas de los ministerios de educación hablen el lenguaje de la “profesionalización” de los docentes (que no serían profesionales, pero deberían serlo). Pero también es posible que algunos adhieran a una síntesis (“trabajador profesional”) o bien insistan con la vieja idea de actividad “vocacional” a la que uno se consagra en forma desinteresada,...