Pocas veces un libro me ha hecho reír sin más en el autobús camino a mi casa. La conjura de los necios me ha hecho dudar de mi cordura más de una vez y me ha hecho sentirme como un esquizofrénicocada vez que Ignatius cometía un desliz, al reírme y carcajearme de los jocosos incidentes que le ocurren. El libro es tan especial y tan propio de su autor, que para mí se ha convertido en uno de lospilares de la educación literaria que recibo. Ahora mismo, gracias al best seller de John Kennedy Toole, no tomaré en serio casi ninguna biblioteca o librería que no se precie de alquilar, prestar ovender este artículo literario indispensable. Ignatius Reilly, su protagonista, es uno de los personajes más inolvidables de la literatura anglosajona. Un treintañero, mezclade lo que quisiera llamarun Quijote gordo, como lo menciona en la sinopsis proporcionada en el libro, aunque un poco más ingenioso; malévolo y con un gusto excepcional por las galletas de mantequilla, un sarcasmo con patasque se mofa de su persona y de la sociedad en que está inerte (a veces literalmente, en su cama) sin caer en la palabrería política o social. Ya con treinta años y la universidad terminada, intentaacabar un escrito que él mismo llama una crítica contra el siglo en el que está erróneamente colocado, pues su idealismo es más bien medieval y se rige de las normas de conducta medievales por igual. Elautor, John Kennedy Toole, fue quien irónicamente decidió suicidarse a los 32 años tras haber fallado en su obsesión por obtener el reconocimiento que decía merecer, o al menos una publicación, quesu “pobre mamá” terminó entregando a un maestro de letras; Walker Percy, quien trabajaba en Loyola (según el prólogo del libro La Conjura de los Necios). No tardó en alcanzar la fama de la que eracapaz, tal vez como la promesa final que cumplió al difunto hijo.
La conjura de los necios, publicado póstumamente, consiguió un premio Pulitzer en 1981. Gracias a que se dio a conocer la historia...
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