La consigna también es un texto
Blanca, octubre de 2006. ISSN 16687000.
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La consigna también es un texto ¿obstáculo o facilitador en el aprendizaje de la Historia?
Lic. Mariano Santos La Rosa
1. Introducción El conocimiento histórico se transmite básicamente a partir de la lectura. Leer un texto y comprender su estructura, descomponer sus partes y discriminar su importancia son técnicas de deben ejercitarse. No obstante, muchas veces esta actividad se ve dificultada por una serie de elementos que, si bien deberían facilitar la tarea, actúan como obstaculizadores. En este trabajo nos ocuparemos particularmente dos de ellos: la forma en que se encuentra textualizado ese saber escolar y la manera en que se formulan las consignas de trabajo. El problema de la transposición didáctica de los conocimientos académicos que realizan las propuestas editoriales es una temática de importancia, fundamentalmente si tenemos en cuenta que los manuales son los más influyentes mediadores entre el diseño curricular jurisdiccional e institucional y la práctica docente en el aula. En muchos casos, como bien señala Graciela Frigerio, el libro es el soporte básico de gran parte de la actividad de los docentes, es una “traducción” del conocimiento erudito y de la propuesta curricular oficial, o sea, del proyecto de cultura que se efectúa a partir de un recorte y organización de contenidos (1991:37). Si bien la confianza en los libros de texto no siempre es absoluta, los docentes tienden a usarlos porque los consideran una herramienta útil para estructurar su práctica. El problema reside en que muchos profesores los utilizan acríticamente para preparar sus clases, sin reparar en las limitaciones que presenta dicho material, por lo general manifiestas cuando los estudiantes, sin conocimientos claros, se ven imposibilitados de resolver lo que muchas veces el propio libro no resuelve. Por lo tanto, no alcanza con encontrar textos que presenten una transposición didáctica adecuada, o que en apariencia resulten comprensibles para el grupo de alumnos con el que al docente le toque trabajar. Como señala Carretero, la comprensión de un texto es resultado tanto de las características del propio texto, como de la actividad cognitiva que se utiliza para comprenderlo (2001:68). Cuando las consignas de trabajo generan en el alumno respuestas mecánicas, no se fomenta la comprensión real del texto leído. Esto puede observarse claramente en la actividad diagnóstica que realizamos conEnsayos Académicos. Publicación periódica del Instituto Superior Pedro Goyena, Año VII, Nº1, Bahía
Blanca, octubre de 2006. ISSN 16687000.
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alumnos de 8º ESB en una escuela de nuestra ciudad, cuyo análisis presentaremos en el punto 3 de este trabajo. 2. Los textos escolares y la enseñanza de la Historia Hoy en día, la postura de muchos docentes al momento de planificar suele ser adoptar un libro de texto que guiará el proceso de enseñanza a lo largo de todo el ciclo lectivo. De aquí surge el gran poder configurador de la práctica docente que los textos han desempeñado en nuestro país. Tal como señala Zabalza, los libros de texto no han sido tan sólo intermediarios entre el profesor y el diseño oficial sino que han desbordado ampliamente esa función para convertirse en auténticos guías de la enseñanza, condicionando el qué, el cómo y el cuándo de cada paso a dar en ella (1993:53). La elaboración de un texto destinado a la enseñanza de la Historia constituye en sí misma una operación didáctica y puede contribuir o entorpecer los procesos de aprendizaje. Precisamente, la utilización acrítica de los manuales ...
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