La conversación

Una noticia inesperada

Estábamos con Anahí tomando unas cervezas en el bar de siempre, al que íbamos para hablar de nuestras cosas, de la familia, del laburo, de la Parroquia, hasta de laspolíticas de este Menem que cada vez me caía peor. Habría que destacar que estábamos en el año 1994 y este figuretti que teníamos de presidente hacía lo que quería y parecía que yo era el único en darmecuenta, pensar que doce años después el tiempo me dio la razón. Pero igual lo que quisiera contar no tiene nada que ver con este riojano sinvergüenza. Mi relato se basa en ese Noviembre de año delmundial de fútbol en Estados Unidos, en el que al diego lo bajaron por la efedrina, justo ahí me le vienen a “cortar las piernas”.
El tema es que en el bar nos encontrábamos tomando unas cuantasQuilmes que nos encantaban tanto a Ana como a mí. Tocamos tantos temas como entraron en tres horas de charla, hasta que a las 2 de la matina a mi querida amiga se le ocurrió ir a bailar conmigo. Era raroen ella porque conmigo siempre tuvo mucha química, pero hasta ahí nomás y nunca habíamos salido juntos más allá de ese barcito platense que tanto recuerdo. Así que fuimos a bailar al viejo y queridoSidharta, que dicho sea de paso todavía sigue existiendo.
Estuvimos ahí moviendo un poco las caderas, yo tenía 22 años y a esa edad lo único que se le cruza a un pibe cuando baila con una mina escuando llegará el momento de chapármela, menos a mí. Si bien yo no podía estar con mujeres de vez en cuando me mandaba alguna, pero lo hacía lo más disimulado y no adelanta de tanta gente. Perodespués de un par de tragos y viendo que Anahí estaba un poco entonada no pude contenerme, algo que desde que éramos niños nunca se me había pasado por la cabeza, con ella... justo con ella. Y bueno entramoslos dos en el furor de los que se besan por primera vez y el cariño pasó del boliche, a la intimidad de un cuarto de hotel. Nos revolcamos toda la noche, nunca la había pasado tan bien con una...