la conversaci n
de los elementos conexivos
PEDRO BARROS GARCÍA
Universidad de Granada
Nuestra comunicación se centrará en el desarrollo de los siguientes puntos:
1.—Valoración de la clase de conversación.
2.—Lengua hablada y lengua escrita. Preferencia por la L.E.
3.—Planteamientos de la clase de conversación.
4.—Los elementos conexivos.
1.—La importancia que en laenseñanza de idiomas se concede a la clase
de conversación no es, ni mucho menos, la que debiera tener a tenor de la
cantidad y pluralidad de recursos idiomáticos que en ella se pueden poner en
juego. Ni los encargados de realizar la programación de los cursos, ni a menudo los que los imparten, ni mucho menos quienes opinan desde fuera, sin
un conocimiento directo y empírico de la misma, valoransuficientemente
esta actividad didáctica, que, a pesar de todo, no suele faltar nunca en cualquier planificación de cursos para extranjeros.
Uno de los principales errores que se cometen es considerarla como una
tarea fácil, de segundo orden, para la que no se necesita una preparación especial, por lo que puede realizarla cualquier persona, incluso sin formación
académica adecuada, con la única condición deser hablante —a ser posible
nativo— de la lengua que se practica. Esta falsa concepción lleva a destinar,
para impartir esta clase, al profesor menos cualificado o con menor experiencia, sin los recursos técnicos y pedagógicos necesarios para que tanto él como
sus alumnos se sientan a gusto y satisfechos.
Otra equivocación frecuente es la de acudir a estas clases sin una programación previa delas actividades que se van a desarrollar, ni siquiera del tema
que se va a debatir, es decir, lo que llamaríamos "ir a la aventura" o "a lo que
salga", comenzando la clase con una pregunta como: ¿De qué hablamos hoy?,
o ¿qué tema os gustaría que tratáramos hoy?, o simplemente abrir el periódi-
ASELE. Actas I (1988). PEDRO BARROS GARCÍA. La clase de conversación y el empleo de los ...
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ACTASDEL PRIMER CONGRESO
co, comentar la primera noticia que nos parezca interesante y pedir opiniones, sin considerar si los alumnos tienen un conocimiento previo del tema o si
conviene a sus intereses pedagógicos y culturales.
2.—La mayoría de los profesores arrastramos una formación academicista
a la que resulta muy difícil sustraerse. Hemos tenido siempre como modelo la
lengua escrita, prestigiadapor los escritores más representativos del país, fácil
de analizar con el auxilio de unas reglas avaladas por una gramática consolidada. Además se nos ofrece de manera uniforme en cualquier lugar, con independencia de las variedades lingüísticas que allí se utilicen. Ventajas todas
ellas que allanan el accidentado camino de nuestras actividades pedagógicas
y a las que nos sometemos con docilidad,reconfortados con la tranquilidad
que nos proporciona el sabernos respaldados en todo momento por las normas establecidas por la tradición y aceptadas por la Academia.
La situación es diametralmente opuesta para el profesor que se aventura
por el proceloso camino de la enseñanza de la lengua hablada; se verá obligado a moverse con una absoluta precariedad de medios para llevar a cabo su
análisis ysu descripción. No existe una gramática de la lengua hablada y no
resultan válidas las normas elaboradas para la lengua escrita. Por otra parte,
se enfrenta a unas manifestaciones orales que presentan una extraordinaria
heterogeneidad, en relación con las condiciones socio-culturales de los hablantes, la situación en la que se efectúan, el tema del que se habla, la edad, el
sexo, etc.; factorestodos ellos que condicionan cada "acto de habla"; para los
que no disponemos, todavía, de unos modelos normalizados a los que acudir
para proceder a su explicación. Además, consideramos que es completamente
improcedente tratar de explicar las estructuras de la L.H. con criterios extraídos de la L.E., forzando las reglas para adaptarlas a las manifestaciones orales, o bien manipulando los textos...
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