la conversion
Toda persona que haya tenido la audacia de ser sincera consigo misma, experimenta en lo más íntimo de su ser una profunda conciencia de su propia limitación, y a su vez, unainmensa nostalgia de infinito. Esta experiencia se traduce en una búsqueda desesperada por encontrar respuestas a los muchos interrogantes que la aquejan.
Desgraciadamente, para la mayoría de laspersonas esta búsqueda no es otra cosa que caminar en círculos, ingresando de esta manera en el monótono y despersonalizante influjo de la "cultura de muerte", o cayendo en el vértigo de la desesperanza.Y es que los múltiples sucedáneos que ofrece el mundo contemporáneo, con su cultura del poder, del tener y el poseer-placer, no pueden satisfacer esa intensa sed de felicidad que anida en el corazónde todo ser humano. Todas estas visiones parciales, superficiales y reduccionistas se estrellan ante el propio misterio del hombre.
Solamente en el encuentro personal con el Señor Jesús puede elser humano calmar sus anhelos más íntimos. Sólo a la luz del misterio del Verbo Encarnado se esclarece el misterio del hombre. El es la única respuesta integral, plenificadora, capaz de responder a losdinamismos fundamentales de la persona.
LLAMADOS A LA CONVERSION
Para que el maravilloso don de la reconciliación que nos trajo el Señor Jesús fructifique, ha de caer en buena tierra (ver Mt13, 1-9). Esto exige pues, que nos abramos al dinamismo de la gracia, cooperando con ella desde nuestra libertad, en un camino configurante con el Señor Jesús. Este es el sentido de las palabras delMaestro: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1, 15).
En efecto, el Señor nos llama a convertirnos a El de todo corazón. Conversión quesignifica «cambio de mente» (del griego metanoia), es decir, dar muerte al pecado que habita en nosotros, para salir al encuentro de Aquél que está a la puerta, llamando para ingresar y atraernos a...
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