La cosas como son
Por elcontrario, en Y las vacas vuelan, lo que vemos es una confusa y seductora tensión entre realidad y ficción, una mirada interesante hacia Santiago, sus calles y su transeúntes, acompañada por la narraciónen off de un interlocutor que –en danés– da cuenta de aquello que desde la calle se le devolvía: rostros de miradas perdidas en el vacío, avenidas atestadas de caminantes, predicadores, vendedoresambulantes, niños tironeados por sus madres. Entre esas vistas, Lavanderos articula la película. La voz en off le pertenece a un actor danés –el protagonista- que viene a Chile a hacer un cortometraje.Comienza con un casting, se pasea con una cámara por diversas universidades chilenas, interpela a las candidatas: “¿tú mientes?” les pregunta, y ellas responden de diversos modos. Algunas mientenorgullosamente, otras no necesitan mentir, otras sólo dicen mentiras blancas. Finalmente el director da con la chica que lo convence, una suerte de Ana Karina chilena, estudiante de arte en la Universidadde Chile, que utiliza un vestido rojo, que mira a cámara y que tiende a llegar tarde a todas las citas.
Casi diez años se toma Lavanderos para estrenar su segunda película, que posee muchosreflejos de la primera. Las cosas como son se apropia de un interesante contrapunto entre el interior de una casa, la de Jerónimo (Cristóbal Palma) –un individuo barbudo y hermético– y la ciudad que se...
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