La Cruz De Plata

La Cruz de Plata
Superficialidad.
Esa característica que poseen todos y cada uno de los seres humanos, inevitablemente. La poseemos todos. Algunos en mayor medida que otros pero al fin y al cabo nadie está exento de tenerla. Esa absurda y fastidiosa característica.
“Lo siento, Leon, pero no puedo”; había dicho ella. “Arruinaría nuestra amistad”.
“Claro. La arruinaría, ¿cierto?” Me limité adedicarle una amarga sonrisa y murmurar un desganado “Descuida”. Di media vuelta y emprendí rumbo a cualquier lugar lejos del campus.
Encendí el mini reproductor de música e introduje los cascos en mis oídos. Llevé hacia atrás las manos para subir la capucha del abrigo sobre mi cabeza… Y entonces caminé esperando que mi desdicha se perdiera en aquellas notas que ahora resonaban en el cerebro.
Fueinútil. Todo en lo que se podía concentrar mi mente era en ese horrendo sentimiento de inferioridad causado por el rechazo. Era mi entera culpa. Después de tantas veces, ya había decidido que seguir intentándolo era tropezarse una vez más con la misma piedra. Pero aún así lo hice. Volví a caer en mi propia trampa. Una chica me rechazaba por enésima vez. Tan experto en esto era ya, que mi rostroestaba inexpresivo. No había sentimiento alguno en él. Parecía tallado en hielo. Sí, hielo. Hielo que se derretiría de un momento a otro. Podía escondérselo al mundo, pero no a mí mismo. Y era totalmente consciente de eso.
“Arruinar nuestra amistad”. Esa excusa la conocía de memoria. Igualmente su significado oculto: “Eres feo. Jamás dejaría que me vieran junto a alguien como tú. Te vistes mal.Apenas puedes cargar tu mochila. Estás tan pálido que pareces enfermo. Eres un ‘nerd’. Continúa haciendo mis trabajos mientras finjo ser tu amiga. O no, mejor aléjate”.
Je… Ya ni siquiera dolía.
Sí, claro… Ni yo mismo podía hacerme creer que no dolía.
Mirando mi exterior, podía ver lo que ocurría: Yo no lucía tan bien como los demás chicos. No vestía tan a la moda como ellos. No era tan alto omusculoso como ellos, ni estaba tan “bronceado”.
¿Por qué importaba tanto eso?
¿Acaso no éramos todos los mismos pedazos de carne que algún día acabarían pudriéndose en algún cementerio o vueltos cenizas en un maldito cáliz sobre la chimenea de la casa, o esparcidos en cierto lugar simbólico?
Superficialidad.
Utilizamos nuestros ojos para juzgar a las personas. Para ver qué tienen y de quécarecen. Esa es nuestra manera de buscar nuestras “parejas”.
¿No sería más sencillo quizás ‘escuchar’? ¿Tal vez ‘sentir’?
Porque, ¿qué tal si un día te quedaras ciego? No podrías ver a la persona a tu lado. No sabrías como luce. ¿Qué tal si es fea? ¿Te importaría? Eres ciego. No puedes verla. Pero te reconforta saber que está ahí. Puedes oírla. Puedes tocarla, y eso te hace feliz. Entonces, ¿porqué es tan importante su aspecto?
Y aún dejando de lado la posibilidad de perder la vista, llegará un momento en el cual esa persona envejecerá. Ya no se verá como el radiante ser de antaño. Pero aún así, está junto a ti. Porque te ama a pesar de todo. Aún si estás viejito y arrugado, estará ahí. ¿La abandonarás tú? ¿Sólo por el hecho de ser menos bella que antes?
No, ¿verdad? Una persona puedeperder su brillo exterior, pero por dentro seguirá siendo hermosa… Y eso es algo que no puedes ver con los ojos.
Sin embargo, esto es así. Yo, Leon, he sido siempre juzgado por mi apariencia externa. Nadie se ha molestado en ahondar un poco en mi personalidad. Sólo han fijado su mirada en el despeinado cabello. En la piel pálida. En la contextura flacucha y débil. En la un poco desarregladavestimenta. En mis malditos ojos de color rojo sangre.
Desde hacía más de un año había desistido de intentar algo con otra chica debido a los rechazos. Pensé que ya me había castigado demasiado a mi mismo. Pero entonces apareció ella y lo cambió todo. Era tan linda y de apariencia tan inocente. Una ilusión más. Otro espejismo. Era tan superficial como las demás.
En fin, como en mis otras decepciones,...