La cuestión de la traducción del "Ave María"

Páginas: 15 (3608 palabras) Publicado: 20 de marzo de 2014
Querido amigo:

Como joven que se está formando en un ámbito de por sí complejo como lo es la Filosofía, sería bueno que tuvieses en cuenta algunos consejos, dados con amor pero también con fidelidad a la responsabilidad que es indelegable en un educador que, además, se dedica a hacer filosofía.

Sé que no soy tu maestro, porque vos hacés filosofía por tu cuenta, en tu universidad. Y porende podrías reclamar que no me asiste ningún derecho para darte consejos.
Pues bien: concedido. No me asiste ningún “derecho”. No te daré estos consejos porque tenga derecho a dártelos. Te los daré porque lo considero mi deber. Y en mi ponderación metafísica, mis deberes están primero que mis derechos. Y te los doy porque te quiero y deseo lo mejor para vos.

Mis consejos son, en primer término,consejos relativos al método. Pero atención: el hecho de que te dé tal o cual consejo, no significa necesariamente que vos tengas la debilidad metodológica que el consejo pretende corregir. Yo te digo todo lo que me parece importante tener en cuenta. Vos tenés que evaluar si alguno de estos consejos te sirve en tu caso personal, en la posibilidad de que pudieses tener la debilidad metodológica acorregir.

No es un trabajo terminado. Supongo que lo iré corrigiendo y ampliando. Pero como lo óptimo es enemigo de lo bueno, según sentencia el refrán popular, aquí te voy alcanzando algunas cosas que se me ocurren.

Primer consejo: desconfiá de tus certezas

Todos los seres humanos, pero de manera especial los intelectuales, tenemos un altísimo concepto de nuestra propia capacidad, de lavalidez de nuestros juicios, de la solidez de nuestros razonamientos. Es una tendencia frecuente, pero peligrosa en un pensador. Obedece a uno de los mecanismos de defensa que tipificó en su momento Anna Freud.
Si nos dejásemos vencer por esta tentación, estaríamos convencidos de que tenemos la razón siempre, cosa que es sencillamente imposible, puesto que la experiencia nos marca que erramos amenudo: por falla en el método, por desconocimiento de alguno de los aspectos de un problema dado, por condicionamientos propios o del ambiente. Tan innegable es la realidad del error, que llevó a San Agustín a fundamentar en el error el convencimiento de la propia existencia: “Fallor, ergo sum”.
Sé con vos mismo al menos tan crítico como lo sos con los demás. En realidad, sería sano que fuerasaún más crítico. Porque la críticas a las propias convicciones, crítica previa a la proposición (y a veces a la defensa airada) de aquello en lo que creemos, evita muchas veces que lancemos con convicción mal fundamentada opiniones que pronto muestran adolecer de fortaleza. Y de esta forma nuestro prestigio intelectual decae, porque adoptamos más la actitud del discutidor de café que la de unpensador riguroso y serio.

Segundo consejo: tené siempre presente el camino que te falta recorrer

Cuando un seminarista diocesano de primero o segundo año de seminario es comisionado para leer el guión de guía de una misa crismal, en la Catedral, suele ser muy graciosa la gravedad que adopta, poniendo voz “de obispo” y hablando con una cierta condescendencia, desde su altura, a los "simplesfieles" que se encuentran en las naves del templo. En efecto: un vicio frecuente en la juventud es el de "comer el pato antes de cazarlo". Dicho en otros términos: gozar del propio prestigio antes de haberlo conseguido. A veces, cuando uno es joven juzga su mérito por lo que se siente capaz de realizar, y no por lo realizado. ¿Quién era que decía “Uno se juzga a sí mismo por lo que se siente capaz dehacer. Los demás nos juzgan por lo que ya hemos hecho?” Creo que Voltaire. No lo recuerdo. Pero adhiero plenamente a la frase. El seminarista condescendiente de alguna manera piensa que es absolutamente un hecho inevitable que llegue a obispo, cardenal y tal vez papa. Es sólo una cuestión de tiempo.
Pues bien: aunque sea un vicio frecuente en una persona joven, hay que erradicarlo, porque...
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