La Cultura Colombiana
Tiene razón Daniel Samper cuando afirma que Colombia se gobierna como un Club, pero su analogía aún es tímida para explicar nuestra sociedad.
La modalidad de nuestro Club no tiene antecedentes en el mundo, pues, en realidad, es la fachada de una gran Empresa de Seguridad,
que en la última década ha pasado de las prácticas perfumadas del frustrado Nobel Pastrana, alpatético estilo de Uribe, que combina
muy bien fusiles, caballos, operativos, fosas comunes, extradiciones, narcotráfico y, como no, grupos de oración y una que otra imagen
de la Virgen de los Sicarios.
Centenaria tendencia nacional que tiene explicación en una combinación de desequilibrios simbólicos y rentísticos.
■ EL OTRO NEGATIVO
En el Club-fachada nunca se ha dejado de practicar, muydisciplinadamente, el deporte nacional por excelencia:
La negación del otro, por indio, por negro, por estrato uno, por indigente, por vendedor ambulante, por prostituta, por jardinero, por conductor de buseta, por taxista, por policía… por lo que sea, pero no nos gusta ese espejo, detestamos ese recuerdo.
Pero en la Empresa de Seguridad se nos ha enseñado que negar al otro no es bastante: esnecesario considerar la posibilidad de desaparecerlo, de exterminarlo. Y cualquier cosa se podrá decir de nosotros, menos que no hemos aprendido la lección.
Finalmente, en letra chiquita, se nos explica: si adicionalmente podemos mostrar los despojos como un ‘positivo’ o delincuente ’muerto en combate’, mucho mejor. Siendo así, benditas sean las bondades que nos ofrecen la miseria y la guerra.De esa manera nos proponen que la palabra ‘Colombia’ no nos integre, para que en nuestro imaginario siga siendo un símbolo inmemorial de expulsión y negación, un cielo bajo el que no todos cabemos. O ellos o nosotros, es la consigna.
Y más aún: nos proponen que para ser dignos, debemos a aspirar a ser otras personas, con otra historia, con otra piel, con otra geografía, ojala con cuatroestaciones.
Y sí éste país sometido al irrespeto, a la expoliación, al matonaje y la estigmatización, no nos pertenece; si aquí nada tiene dueño; si carentes de rostro a cada minuto estamos resbalando, desapareciendo; ¿porqué no robarnos las bancas de los parques, los cables de las redes eléctricas y telefónicas, las tapas de las alcantarillas, los dineros públicos, las baldosas de las callespeatonales, los niños, las vidas de los otros?...
Sin embargo, en medio del desamor aún seguimos anhelando, asombrosamente, que el mismo exterminador y ‘combatiente’ de siempre – llámese Pablo Murillo o Pablo Escobar, en fin –, nos entregue un día un país en paz, aunque sea convertido en un camposanto.
Y todo como por arte magia (léase, por arte de muerte), sin que participemos un ápice en lasolución del problemita. Una encomienda que de mil amores el vengador aceptará.
El mundo indígena no parece pertenecer a nuestro mundo, afirmó recientemente Álvaro Vargas Llosa en su guión para Consecuencias’, documental de National Geographic en el que narra, de una manera escandalosamente tendenciosa, la situación actual de Latinoamérica.
¿Es tan difícil consentir la propiedad privada, la culturaempresarial, el desarrollo tecnológico, el libre comercio, los liderazgos y las naturales diferencias sociales, y al mismo tiempo correr el riesgo de imaginar un patrón de sociedad inclusiva y respetuosa de las personas, cuyo punto de partida sea el reconocimiento y la dignificación de lo que somos?.
No lo creo. Y no sólo no es difícil, sino que es lo único que tenemos por hacer, pues nuestradificultad, nuestra tragedia, se ha alimentado de la negación, de querer escapar de lo que somos.
■ DELINCUENTES NECESARIOS
El origen del problema es concreto:
En Colombia hay gente empeñada en no ser de aquí, porque eso es lo que ha aprendido como proyecto de vida.
Y para confirmar su extranjería, culpa a la periferia de bandidos y terroristas de la debacle nacional, ralea que nos...
Regístrate para leer el documento completo.