La cultura del control

LA CULTURA DEL CONTROL
David Garland
El campo del control ha sufrido grandes cambios en las últimas décadas. No se sabe cómo llegamos a donde ahora estamos y porque el futuro del control del delito resultó tan diferente del que se esperaba hace una generación.
Propone una historia que está motivada por el un interés crítico por dar cuenta del presente de EEUU y de Gran Bretaña. El estudioaborda un problema que es a la vez histórico, penológico y sociológico:
Del problema histórico se dice que los procesos de modernización que parecían tan consolidados parecen comenzar a revertirse. Se persiguen nuevos objetivos contrarios a las ortodoxias que prevalecieron durante la mayor parte del siglo pasado, el llamado welfarismo penal refiriéndose a la configuración de estrategias einstituciones de control del delito en el marco del ascenso del Estado de Bienestar en el que se intenta reinsertar al delincuente y hacer de él un hombre nuevo.
Otro problema es el penológico, ya que los cambios han provocado desconcierto entre los estudiosos del ámbito penal viendo como su mundo profesional era totalmente trastocado y como estos cambios aparecieron como un ataque frontal contra elsistema existente. Al comienzo del S.XXI, después de varias décadas de cambio continuo, los nuevos contornos del campo parecen estar comenzando a definirse con solidez y claridad y se están restableciendo los principios lentamente.
El tercer problema es el sociológico. Las instituciones del control del delito y de la justicia penal tienen determinadas condiciones de existencia. El campo del controldel delito se caracteriza por dos patrones de acción que se entrelazan y condicionan mutuamente: los controles formales ejercidos por las agencias de la justicia penal y los controles sociales informales radicados en las actividades e interacciones cotidianas de la sociedad civil.
Lo que ha ocurrido y porque ha ocurrido para llegar hasta aquí es difícil señalarlo pero es posible señalar unaserie de desarrollos a los que llamamos indicadores de cambios y a través de los cuales se articula todo el libro:
El primero de ellos es el declive del ideal de la rehabilitación la cual había sido el soporte estructural central del campo pero cuando se vino abajo la fe en este ideal comenzó a deshacerse todo el tejido de supuestos, valores y prácticas sobre los que se había construido lapenalidad moderna.
Otro indicador es el resurgimiento de las sanciones punitivas y la justicia expresiva reapareciendo la retribución del merecimiento justo, la pena de muerte, la cadena de forzados y los castigos corporales. Reino Unido sostiene que deberían condenar más y comprender menos.
Hay también cambios en el tomo emocional de la política criminal, ya que cuando predominaba el “complejopenal-welfare” el sentimiento para justificar las reformas penales era un sentido progresista de justicia, una evocación de la dignidad y la humanidad y una compasión por las necesidades y los derechos de los menos afortunados. Pero desde la década de 1970 hay una parición del temor al delito ya que las tasas de delito aumentaron y hay una escasa confianza del público en la capacidad del sistema dejusticia penal para hacer algo al respecto.
También encontramos el retorno de la víctima, la cual en el welfarismo no estaba en el centro de las preocupaciones. Ahora la víctima es alguien que tiene derechos, que debe poder expresar lo que siente (su sufrimiento) y cuya seguridad debe ser garantizada. Además, cambia la imagen del delincuente y toda la atención inapropiada de los derechos o delbienestar del mismo se considera como algo que va en contra de la justa medida de respeto por las víctimas.
Otra ruptura significativa con las prácticas del pasado es que la política criminal ha dejado de ser un asunto bipartidista que puede delegarse en expertos profesionales y se ha convertido en un asunto medular en la competencia electoral.
En el periodo de posguerra había habido pocos...