La Dama Boba Acto II

Segundo Acto
Salen Duardo, Laurencio y Feniso
Fineso: En fin, ha pasado un mes y no se casa Liseo.
Duardo: El codicio no siempre mueve el inetes.
Laurencio: ¿De Nise la enfermedad ha sido causa bastante?
Feniso: Su voluntad se calmara al ver a Finea tan tonta.
Laurencio: Ya no esta tan idiota. Pues ¿Quién dejara de saber bien como sus efectos prube? No suso de que a finea como ellacomience a amar, la deje Amor de eseñar, por imposible que sea.
Feniso: Está bien pensado así ¿Y su madre lleva intento el casamiento, que sepa y ame?
Duardo: y yo de aquí infamando amores locos, en limpio venga a sacar que pocos deben da amar en lugar que saben pocos.
Feniso: ¡Linda Malicia!
Laurencio: ¡Extremada!
Feniso: Saber es difícil
Laurencio: Sí, pero fácil creer que sabe, el que poco onada.
Feniso: ¡Qué divino entendimiento tiene Nise!
Duardo: ¡Celestial!
Feniso: ¿Cómo, siendo necio el mal, ha tenido atrevimiento para hacerle estos agravios, de tal ingenio desprecios?
Laurencio: Porque de sufrir a necios suelen enfermar los sabios.
Duardo: ¡Ella viene!
Salen Nise y Celia
Feniso: Y con razón se alegra cuanto la mira.
Nise: Mucho La historia me admira
Celia: Pienso queel amor está fundado en el dinero
Nise: El amor busca primero en el alma y después el dinero
Duardo: Señora, a vuestra salud, hoy cuantas cosas os ven da alegre parabién y tienen vida y queitud.
Feniso: Todo de anticipa a verte, y todo intenta ofrecerte con lo que puede alegrarte. Pues si con verte haces tales efectos ahora donde no hay alma, Más de la que tu pones en mí ¿Qué muestras vas ahacer qué señales de alegría, este buen día, después de tantos enojos, siendo el sol de mis ojos, siendo tu alma en la mía?
Laurencio: A estar sin vida llegué el tiempo que no te serví; Que fue lo que más sentí; aunque no fue mi culpa. Yo tus males pasé como cuerpo que ánimas; tu movimiento me das; yo soy instrumento tuyo, que en mi vida y salud muestro todo lo que tú tienes, pues que pasamos losdos el mismo mal en que te vi. Solamente te ofendí pero me disculpe en que este mal que fue nuestro, sólo tenerle debía, no vos, que sois alma mía, yo sí, que soy cuerpo vuestro.
Nise: Diviértanse, por mi vida, cortándome algunas flores los dos, pues con sus colores la diferencia os convida de este jardín, porque quiero hablar a Laurencia un poco.
Duardo: Quien ama sufre, o es loco o necio.Feniso: Tal premio espero.
Duardo: No son vanos mis recelos.
Feniso: Tal premi espero.
Duardo: Yo haré un ramillate de fe, pero sembrado de celos.
Vanse Duardo y Feniso
Laurencio: Ya se han ido. ¿Podré yo, Nise, con mis brazos darte parabién de tu salud?
Nise: ¡Deviá, fingido, fácil, lisonjero, Engañador, loco, inconstante, mudable; hombre que en un mes de ausencia – que bien merece llamarseausencia la enfermedad—el pensamiento mudaste! Pero mal dije en un mes, porque puedes disculparte con que creíste mi muerte, y di mi muerte pensaste, con gracioso sentimiento pagaste el amor que sabes mudando el tuyo en Finea.
Laurencio: ¿Qué dices?
Nice: Pero bien haces; tú eres pobre, Tú, discreto; ella rica y tonta buscaste lo que no tienes, t lo que tienes, y lo que tienes tejaste.Discreción tienes, y en mí la que celebradas antes dejas con mucha razón; que dos ingenios iguales no conocen superior; y ¿por dicha imaginaste que quisiera yo el imperio que a los hombres debe darse? El oro que no tenías, tenerle solicitaste enamorado a Finea.
Laurencio: Escucha…
Nise: ¿Qué he de escucharte?
Laurencio: ¿Quién te ha dicho que yo he sido en un mes tan inconstante?
Nise: ¿Te parecepoco un mes? Yo te disculpo, no hables; que la luna está en el cielo, sin intereses mortales, y en un mes, y aun algo menos, está creciente y menguante. Tú tierra, y de Madrid, donde hay tantos intereses en los hambres, no fue milagro mudarte. Dile, Celia la que has visto.
Celia: Ya, Laurencio, no te espantes de que Nise, mi señora, de esta manera te trata; Yo se que has dicho a Finea...