La dama hecha tinta

Titulo?
Han pasado muchas noches y todavía no me acostumbro a esto, es muy difícil, es como si por un momento te quedaras en blanco. Ya no existen esas fascinantes historias que me mantenían sin sueño. ¿Qué pasó? Se supone que uno es el que se aburre de un libro, no el libro de uno, pero no me voy a lamentar, solo estoy reconociendo que me había atrapado tanto y lo cruel que de una forma tancruda sus hojas se han quedado en blanco como en señal de que ya no tenía nada que contarme. Así que de tanto estar deprimido y aburrido, decidí salir a un bar; mis amigos estarían ahí esperándome y me moría de ganas de escuchar sus bromas sin sentido, de no estar amargado por unas horas.
Estando en el bar no era nuevo escuchar ese clásico “¡Al fin te dejas ver!” que los amigos suelen decir cuandote alejas un tiempo, seguido de abrazos y apretones de manos. Al pasar unas cuantas horas, uno de mis amigos se empezó a sentir mal, pero no me quiso escuchar cuando le dije que no debe comer en lugares como este y tuvo que irse junto con los demás. Yo me quede un rato más porque todavía no quería llegar a mi casa, además la música que estaba sonando era mi preferida, pero ya pasaditas de las oncesentí que era hora de irme de regreso a casa y al dar la media vuelta, lo vi. Ahí estaba el libro encima de una mesa del fondo, solo, sin dueño. Me extrañé al ver un libro en un lugar como ese, pero no pensé más y lo tomé, lo abrí y pregunté por el dueño. Nadie hizo un gesto, así que me lo llevé. En el camino comencé a hojearlo y a buscar alguna firma, iniciales o cualquier dato sobre él, perotodo fue en vano, su hoja guarda estaba vacía. Luego de llegar a casa y prepararme un café, me senté y comencé a leerlo. Duré varias semanas para poder terminar el primer capítulo. ¿Impresionante, no?
Eran tan magníficas las palabras plasmadas en sus bellas hojas pardas, que uno tenía que entenderlas, ponerles atención o de otra forma nunca podría salir de ese primer capítulo. Cada vez que leíaun poco más de ese libro, me intrigaba. Podía hacerme pasar buenos y malos ratos; tal y como me hacía reír, podía hacerme pasar el día lagrimeando. Mis amigos decían que ese libro era mi perdición, y sí, así fue. Me perdí total y locamente en él. Su segundo capítulo era más triste, era inevitable no sacar una o dos lágrimas, pero a la vez me sentía más conectado a esa historia y eso me hacía querertenerlo, querer saber todo lo que tenía por contarme, sin importar si fuera algo trágico o algo espléndido.
Paso un buen tiempo, y yo seguía igual de entusiasmado que el primer día que lo empecé a leer. Mi madre estaba atónita de verme tan feliz, que recuerdo muy bien un día en que me preguntó por qué traía esa actitud tan positiva, cosa que no es muy normal en mí, y yo solo le contesté queestaba viviendo las mejores historias de mi vida. Ella me dijo que solo me pasaba el tiempo metido en ese libro y le dije que por eso mismo, si era lo que me hacía así de feliz, sus historias tan extraordinarias, tristes y la infinidad de cosas que podía aprender de él; ella solo me sonrió y me dio una palmada en la espalda y me advirtió de lo efímeras que pueden ser las cosas.
¡Vaya que eranhermosas sus historias! Si la gente llegara a conocer una de ellas, dejaría de ver a Romeo y Julieta como la novela del amor verdadero, pues en este otro libro se podía sentir el amor que se tenía una pareja en cada pasar de hoja, o al menos así lo sentía yo. Parecerá cursi, pero, ¿qué se puede esperar? Es una historia que todos quisieran vivir.
Leí el libro infinidad de veces, y a pesar de habersido lo que me había cambiado para bien, el libro ya no causaba las mismas emociones en mí, me era insustancial después de algún tiempo. Poco a poco volví a sentirme vacío, desesperado, sin interés alguno. Eran sensaciones que ya había tenido la desgracia de conocer, pero que no lograba comprender el porqué de su regreso. Me invadían, me absorbían en lo absoluto. ¡Eran infinitas en lo finito de mi...