LA DAMA QUE JAQUEÓ A LOS CABALLEROS
Páginas: 4 (820 palabras)
Publicado: 6 de noviembre de 2014
LA DAMA QUE JAQUEÓ A LOS CABALLEROS
Desde tiempos inmemoriales, el juego del ajedrez se encuentra atravesado por prejuicios de la más variada índole. Se enrolan entre ellos los argumentos que,a los fines de circunscribir su práctica, primaron durante años.
El primero mentaba que la inteligencia necesaria para mover con criterio los trebejos del juego-ciencia sólo se encontraba presente enlos sabios, los eruditos, los académicos más conspicuos y las castas aristocráticas. El recorte arbitrario se extendía también al segundo argumento, puesto que su idea central estribaba en el sexismomás exacerbado: concebía a la práctica del ajedrez como una actividad reservada exclusivamente para el género masculino.
El variopinto que caracterizó a los que masivamente se adentraron con éxitoen los complejos recovecos de los 64 escaques sin reconocer distinciones etarias, sociales o intelectuales, puso de manifiesto la naturaleza endeble del primer postulado y ofició de refutación.
Elsegundo, en cambio, pervivió por más tiempo. Se lo atribuyó a que el ajedrez carecía de atractivo ante los ojos de las féminas. Vale decir, a fuer de ser sinceros, que dicha justificación no escapaba ala verdad en toda su dimensión. Empero, subyacía bajo esta idea la razón de mayor peso: el restrictivo rol social impuesto a la mujer la ubicaba bien lejos de toda actividad intelectual.
Con el pasodel tiempo y la consiguiente reformulación de los paradigmas de género estas limitaciones fueron mermando en su valor. Particularmente, en el ámbito del ajedrez competitivo, las mujeres comenzaron aganarse un lugar. Mas no de gran reconocimiento, ya que la inclusión no conseguía desterrar la narrativa dominante, según la cual, el nivel de juego de los hombres era ampliamente superior. En funciónde esta óptica, la Federación Internacional de Ajedrez convalidó la organización de torneos exclusivamente femeninos dividiendo el mundo del ajedrez competitivo en dos, hombres de un lado, mujeres...
Desde tiempos inmemoriales, el juego del ajedrez se encuentra atravesado por prejuicios de la más variada índole. Se enrolan entre ellos los argumentos que,a los fines de circunscribir su práctica, primaron durante años.
El primero mentaba que la inteligencia necesaria para mover con criterio los trebejos del juego-ciencia sólo se encontraba presente enlos sabios, los eruditos, los académicos más conspicuos y las castas aristocráticas. El recorte arbitrario se extendía también al segundo argumento, puesto que su idea central estribaba en el sexismomás exacerbado: concebía a la práctica del ajedrez como una actividad reservada exclusivamente para el género masculino.
El variopinto que caracterizó a los que masivamente se adentraron con éxitoen los complejos recovecos de los 64 escaques sin reconocer distinciones etarias, sociales o intelectuales, puso de manifiesto la naturaleza endeble del primer postulado y ofició de refutación.
Elsegundo, en cambio, pervivió por más tiempo. Se lo atribuyó a que el ajedrez carecía de atractivo ante los ojos de las féminas. Vale decir, a fuer de ser sinceros, que dicha justificación no escapaba ala verdad en toda su dimensión. Empero, subyacía bajo esta idea la razón de mayor peso: el restrictivo rol social impuesto a la mujer la ubicaba bien lejos de toda actividad intelectual.
Con el pasodel tiempo y la consiguiente reformulación de los paradigmas de género estas limitaciones fueron mermando en su valor. Particularmente, en el ámbito del ajedrez competitivo, las mujeres comenzaron aganarse un lugar. Mas no de gran reconocimiento, ya que la inclusión no conseguía desterrar la narrativa dominante, según la cual, el nivel de juego de los hombres era ampliamente superior. En funciónde esta óptica, la Federación Internacional de Ajedrez convalidó la organización de torneos exclusivamente femeninos dividiendo el mundo del ajedrez competitivo en dos, hombres de un lado, mujeres...
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