La Danza Serpentina
Una orquídea o una mariposa. Eso creyeron ver, desde su personal percepción, algunos de los que presenciaban un ensayo de Loïe Fuller (1862-1928), quien intentabaamoldarse a un nuevo, amplio y blanco vestuario, justo en el instante en que un foco de luz, proveniente de lo alto del escenario, se posara sobre su cuerpo en movimiento. Esta anécdota, en apariencia simpley sin trascendencia, se convertiría en el punto de partida de una de las indagaciones estéticas más reveladoras de la danza escénica occidental experimentadas en la transición de los siglos XIX alXX. La singular actriz y bailarina estadounidense, casi por casualidad, cayó en cuenta del efecto sensorial que la iluminación, proyectada sobre un cuerpo danzante, podía producir en el espectador. Elhecho resultó un hallazgo, que, en más de un aspecto, revolucionó, no sólo la danza, sino las artes escénicas en general, en el tiempo descollante de las vanguardias artísticas, fuertementetransformadoras de las realidades de la creación en el hemisferio.
Fuller exploró en esta inédita vertiente que se abría ante ella, justo en momentos de acontecimientos trascendentales para la humanidad: laprogresiva masificación del uso de la energía eléctrica determinante de un desarrollo insospechado, el auge de la fotografía que hace imperecederas las imágenes de la realidad dotándolas de valoracionessubjetivas, y el advenimiento del cine como paradigmático arte recreador de todas las circunstancias humanas. En este contexto, las visiones de la bailarina significaron la estructuración de códigoscorporales y plásticos, surgidos en sintonía profunda con la innovadora tecnología.
La primera presentación, hace 120 años, de La danza serpentina, obra precursora y síntesis de la concepción...
Regístrate para leer el documento completo.