La Debilidad Recuperado
1. “Me avergonzaba de sentirme tan débil” Pág. 9, párrafo 2.
2. “[...]. Me quedé parado delante de la puerta, mirando los timbres indeciso y con el ramo de flores en la mano.Me daban ganas de dar media vuelta y marcharme. [...] Pág. 15,
párrafo 1.
3. “[...]. Me enfadé. Había echado a correr como un niño, en lugar de reaccionar con la madurez que esperaba de mí mismo. [...]” Pág. 19, párrafo 2.
4. “¡Extraño hechizo el de la enfermedad cuando se es niño o adolescente! Los ruidos del mundo exterior, del ocio en el patio o en el jardín, o en la calle, penetran amortiguados
en la habitación del enfermo. Y dentro de ella florece el mundo de las historias y los
personajes de las lecturas. La fiebre, que debilita la percepción y aguza la fantasía, convierte la habitación del enfermo en un espacio nuevo, familiar y ajeno a un tiempo;
[...].” Pág. 21, párrafo 3.
5. “Todo eso va desvaneciéndose a medida que el enfermo mejora. Pero si la enfermedad ha durado lo bastante, la habitación queda impregnada, y el convaleciente, aunque ya
no tenga fiebre, sigue perdido en el laberinto.” Pág. 22, párrafo 1.
6.“Ésas cavilaciones; convertí mi deseo en factor de un extraño cálculo moral y así callé
mi mala conciencia. Pero eso me daba el valor que necesitaba para plantarme delante
de Frau Schmitz. [...]” Pág. 23, párrafo 2.
7.“[...]. También cuando hacíamos el amor ella tomaba posesión de mí con toda
naturalidad. [...].” Pág. 35, párrafo 2.
8. “[...]. Era joven y no tardaba en tener un orgasmo, y luego, cuando lentamente volvía a la vida, me gustaba que ella me poseyera. [...]” Pág. 36, párrafo 1.
9. “¿Por qué me pongo triste cuando pienso en aquellos días? ¿Será que añoro la felicidad pasada? Lo cierto es que en las siguientes semanas fui feliz. [...].” Pág. 40,
párrafo 1.
10. “¿Será eso lo que me entristece? ¿El celo y la fe que me colmaban en aquella época, ...
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