La Dictadura Militar 1976/1983. Palermo Y Novaro. Capítulo Iii (Resumen)

(Capítulo) III. EL EXTRAVÍO DE LA OPORTUNIDAD REFUNDACIONAL.

1. El país en orden.
A mediados de 1978, los jefes procesistas anunciaron que la guerrilla estaba derrotada. La represión había desarticulado toda resistencia. Si bien, el programa económico era motivo de algunas preocupaciones, éstas no eran demasiado graves: la inflación no cedía, pero el nivel de actividad y el de reservasse había recuperado. Se preveía que las presiones internacionales por las violaciones a los DD. HH irían cediendo a medida que se concluyera la limpieza de los “elementos subversivos” (tanto porque se completaría la eliminación de los promotores internos de las denuncias, como porque ellas quedarían en el olvido con la nueva era de paz y prosperidad). Por lo demás, la mala imagen era compensada porlas expectativas que despertaba la política de reformas de mercado de Martínez de Hoz. En el plano interno, la “campaña antiargentina” era sepultada por los festejos mundialistas y el clima de “comunión entre pueblo y gobierno”.
El proceso gozaría de un consenso más activo, sin embargo no lograría sacar provecho de esta oportunidad, porque los “logros” alcanzados tuvieron el paradójico efectode potenciar las disidencias internas, y porque, todos los grupos fueron capaces de bloquear los intentos del adversario y a la vez incapaces de aprovechar las condiciones para concretar los propios.
A comienzos de 1978, la puja entre Videla y Massera derivó en una polémica respecto del “cuarto hombre”, es decir, la separación del presidente de la Junta, concluyendo momentáneamente con lareelección de Videla al frente del Ejecutivo y el reemplazo de los Comandantes del Ejército y la Armada por Viola y Lambruschini. Las disidencias también fueron en el campo económico, Martínez de Hoz había tenido que ceder a las exigencias de los mandos militares y otros grupos asociados.
El vértice político, constituido por el presidente y la Junta se fue debilitando, a medida que adquiría centralidadla consolidación de apoyos civiles y la selección de un modelo de “institucionalización”, ya fuera a través de una “profundización” del régimen o de una “convergencia cívico-militar”, ambas alternativas se convirtieron en banderas enfrentadas.
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Así, este período que va de 1978 a 1980, de renovado afán fundacional, está signado por la amplitud demiras del Proceso y por los más estériles conflictos intestinos.
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Antes de cumplirse el primer aniversario de la toma del poder, Videla anunció que se agotaba el “tiempo del silencio” y definió 1977 como el “año de la conciliación”. Los objetivos del proceso aparecían como reorganizar institucional y políticamente el país, con la finalidad deconcluir los ciclos pendulares de gobiernos civiles y militares instaurando una democracia estable, y asegurar la inserción de las FF. AA en el sistema político. Ello contemplaba, además del disciplinamiento de los actores políticos y sociales, acotar los límites del disenso y suprimir las bases de la demagogia populista. Pero quedaba en suspenso el tipo de régimen que se quería construir y el modoen que se implantaría.
Videla, a diferencia de Pinochet, no hablaba de una democracia autoritaria, tampoco había disuelto los partidos, salvo de extrema izquierda, sino que “suspendió sus actividades”. La idea que compartían los mandos militares era operar una transición controlada. Serían los militares, y no las fuerzas de la “vieja Argentina”, quienes pondrían las pautas de la transición y delrégimen, al que daría paso el gobierno de facto.
Esto partía de un diagnóstico que suponía que el consentimiento que había merecido el golpe expresaba una disposición favorable al proyecto de refundación “desde arriba”. Sobre la base de este diagnóstico era necesario que se verificaran dos condiciones:
* Política: se esperaba la conformación de representaciones políticas legítimas que...