La Difunta

LA DIFUNTA
Esa mañana la respiración de Adelina se hacia mas lenta, mas pausada, conforme corrían los minutos. Alejandro Guevara, su padre, miraba con infinita tristeza como su hija de veinte añosse despedía poco a poco de la vida. El medico ya no daba esperanzas, decía que solo un milagro podía salvarla, pues su cuerpo se negaba a seguir en ese mundo.
Adelina entrego el alma en un suspirolargo, prolongado, suave, su pecho no volvió a elevarse y sus ojos se hundieron en el rostro pálido. Alejandro no pudo contener el sollozo que lo convulsionó. ¿Por qué a el? ¿Por que a su hija que esuna muchacha buena, dulce, en la flor de la juventud? Se abrazo desesperado a María, la fiel sirvienta, buscando el consuelo para sobrevivir a una pena tan grande. Nunca como en esos momentos añoro lapresencia de Guadalupe, su esposa, la compañera incansable y devota que también se había ido de este mundo cinco años atrás. A pasar de sus cuarenta y cinco años, Alejandro se sentía viejo, cansado,el sufrimiento lo había rendido y dejado ya sin ilusiones.
El sol de abril recibió al ataúd de Adelina en el panteón ingles. Los albores del siglo XX, recién estrenado, se cerraban para ella. Coneste entierro quedaban sepultados todos sus anhelos de vivir, de desarrollarse; de ajo se había cortado una vida que prometía. Por supuesto que Alejandro estaba inconsolable, completamente abatido. En unpostrer adiós, puso dentro del féretro un pequeño cofre con las alhajas preferidas de su hija; en sus manos de mármol lucia una pulsera de oro y en sus dedos, un anillo de brillantes que su padre leregalara al cumplir los quince años. Parecía una princesa dormida.
En medio de brazos, brazos, pésames y lágrimas, todos abandonaron el triste lugar, Alejandro caminaba con paso cansada, como si seresistiera a abandonarla, pero la tarde ennegrecía y debían dejar descansar los muertos.
La luna estaba en el centro de su pálido recorrido cuando unas manos profanas abrieron la tumba de Adelina....