La Dignidad De La Chatarra

LA DIGNIDAD DE LA CHATARRA, por Miguel Carrera Garrido
Pura chatarra, de Fernando Palazuelos
La sociedad de los hombres avanza a pasos agigantados, a un ritmo que no todos pueden seguir y que, en infinidad de ocasiones, acaba por reclamar todo tipo de tributos y sacrificios, incluidos los de sangre. Una sentencia, esta, perfectamente constatable en lo que se refiere a países con recursoslimitados o a aquellos otros sujetos al yugo de las grandes potencias, pero que no suele aparecer asociada –o al menos, no tanto como de-bería– a lo que comúnmente denominamos «primer mundo». Y es que, más allá de nuestra cacareada «sociedad del bienestar» o de los innegables logros en materia de li-bertad y derechos humanos que disfrutamos, no podemos dejar de admitir que la mayo-ría de nosotros,ciudadanos de Occidente, es tan víctima del progreso como esos de los que decimos sentir compasión. La diferencia radica en que, mientras ellos afrontan con-secuencias tan palpables como el hambre o la pobreza, nosotros –ricos de dinero, mas indigentes de espíritu– hemos de vérnoslas con efectos menos aparentes, menos físicos, aunque igualmente preocupantes.
Así es: en nuestro caso, eldesarrollo de las nuevas tecnologías, punta de lanza de una economía fieramente capitalista y deshumanizadora, se alía con el proyecto globali-zador para imponer un estilo de vida basado en la alienación del individuo y la progre-siva erradicación de sus peculiaridades. De este modo, se propicia que la continua –y a ratos enloquecedora– redefinición de conceptos y modelos existenciales que asola a lassociedades modernas, se lleve a cabo de manera completamente indiscriminada, aten-diendo tan sólo a factores políticos y mercantiles y obviando las necesidades reales del ser humano. Un fenómeno que conduce a la deformación, el empobrecimiento y, en últi-ma instancia, la desaparición, de culturas enteras, formas de entender la vida, tradicio-nes de la más variada especie o, como ocurre en el casodel libro que hoy nos toca rese-ñar, oficios y profesiones que, de la noche a la mañana, se revelan inútiles, y aun inde-seables, en el contexto globalizado, ya por costosos, ya por improductivos.
Andrés Esquirlo, el protagonista de la última obra de Fernando Palazuelos, titu-lada Pura chatarra y ganadora del XXXVIII Premio Ciudad de Barbastro de Novela Corta, pertenece a ese sector de lasociedad que se ha visto preterido por el progreso, cu-yos integrantes, ya sea en la soledad de sus hogares o en compañía de otros parias como ellos, tratan de encontrarle un sentido a sus vidas, o mejor dicho, de recuperar el que an-tes los guiaba. Para Esquirlo, como el propio título sugiere, dicho estímulo se cifra en su dedicación a la chatarrería, oficio al que ha consagrado la mayor parte de suexistencia y que está a punto de conocer un frío ocaso. Ya nunca frecuentada por clientes y aislada en un entorno en constante renovación –último bastión de una edad antigua, cuasi legen-daria–, la nave industrial donde viniera desempeñando su trabajo se ha convertido, con el paso del tiempo, en un bocado más que apetecible para urbanistas y especuladores, empeñados en dar un aire nuevo a laciudad a costa de eliminar todo lo que en ella ha quedado anticuado. El enfrentamiento entre esta posición, retrógrada y eminentemente destructiva, y la de Esquirlo, concienciada con la importancia del patrimonio histórico y cultural, será lo que vertebre la historia.
De la novela cabe destacar, especialmente, la elección de la chatarra como motivo conductor. Símbolo de un universo arrumbado, delque ya nadie quiere saber nada, el maremágnum de cachivaches que Esquirlo conserva en su almacén, y entre el que ha aprendido a moverse como pez en el agua, alude, en un nivel más profundo, a las vicisi-tudes sociales y familiares del protagonista; viudo y recientemente jubilado, Esquirlo se asoma al otoño de su vida sin la compañía de sus idolatrados hijos y olvidado del resto de la sociedad....