La dignidad del anciano

LA DIGNIDAD DEL ANCIANO Y SU MISIÓN EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO.
Introducción
Las conquistas de la ciencia y los progresos de la medicina han contribuido de manera decisiva, estas últimas décadas, a prolongar la duración media de la vida humana. La <<tercera edad>> abarca ahora una capa de la población mundial: se trata de las personas que salen de los dos circuitos de producción,disponen todavía de grandes recursos y grandes capacidades de participación al bien común. A este grupo abundante de <<ancianos jóvenes>>, como los demógrafos clasifican estas nuevas categorías de la ancianidad, situando su promedio de edad entre los 65 y 75 años, al que se añade la de los <<ancianos más ancianos>> que pasan los 75 años, una cuarta edad cuyas filas estándestinadas a ser cada vez más.
El alargar el promedio de vida por un lado y la caída algunas veces dramática de la natalidad, por otro, han engendrado una transición demográfica sin precedente que invierte literalmente la pirámide de las edades tal como se presenta hace no más de 50 años: el numero de la tercera edad conoce un crecimiento constante, mientras que el de los jóvenes esta en caídalibre. Iniciado el curso de los años 60, este fenómeno del hemisferio norte impacta también la actualidad al hemisferio sur, en los cuales el proceso de envejecimiento es más rápido.
Esta especie de <<revolución silenciosa>>, que rebasa los datos demográficos, plantea problemas del orden social, económico, cultural, psicológico y espiritual, cuyo alcance es objeto, desde un ciertotiempo, de una parte sostenida de parte de la comunidad internacional. Desde 1982, en el curso de la Asamblea Mundial sobre los Problemas del Envejecimiento de la Población, convocada por las Naciones Unidas en Viena, Austria, del 26 de julio al 6 de agosto de 1982, había sido elaborado un Plan internacional de acción, el cual sigue siendo hoy un punto de referencia a nivel mundial. Otros estudioshabían llevado a los 18 Principios de las Naciones Unidas para los Ancianos; agrupados en cinco capítulos: independencia, participación, cuidados realización personal, dignidad, y a la decisión de consagrar a las personas de la tercera edad una Jornada mundial cuya fecha fue fijada al 1 de octubre de cada año.
La resolución de la ONU de proclamar 1999 el Año Internacional de los Ancianos, y laelección del tema <<Hacia una sociedad para todas las edades>>, confirman este interés. <<Una sociedad para todas las edades-afirmo el secretario Kofi Annan, en su mensaje para la Jornada mundial de los ancianos, 1998—es una sociedad que, lejos de reducir a las personas ancianas al rango de caricatura, de minusválidos y jubilados, los considera al contrario como agentes y beneficiariosdel desarrollo>>. Por lo tanto, formar una sociedad que tome en cuenta todas las generaciones, y que se esfuerce por crear condiciones de vida capaces de favorecer la realización del gran potencial de la tercera edad.
La Santa Sede- que aprecia la intención de poner las bases de una organización social inspirada en la solidaridad, en la cual cada generación aporta su contribución en unióncon los demás-desea colaborar en el Año Internacional de los Ancianos, haciendo oir la voz de la Iglesia, tanto a nivel de la reflexión como de la acción.
Recordando el respecto fundamental de la persona anciana, y con la convicción que esta tiene mucho que dar y pueden dar todavía mucho a la vida de la sociedad, deseamos que la cuestión se afronte con un gran sentido de responsabilidad paratodos: individuos, asociaciones, gobernantes y organizaciones internacionales, según las competencias y los deberes de cada uno en virtud del principio muy importante de la subsidiaridad. En efecto, solo así que se podrá lograr garantizar al anciano condiciones de una vida cada vez más humana y dar valor a su papel irremplazable en una sociedad que conoce mutaciones económicas y culturales...