la dignidad
Cada persona, única e incomparable
Tomás Melendo Granados profundiza en la persona y su dignidad, expresiones que van más allá del lenguaje.
Muchas veces se ha señalado la especie de afinidad que liga los términos «persona» y «dignidad». Consideraremos ahora otra asociación de vocablos también muy corriente entre nuestros contemporáneos:la que enlaza persona y singularidad. «Cada uno es cada uno», «todo ser humano resulta único e irrepetible», «cada persona es un mundo»: estas y expresiones similares abundan en los diálogos, discursos y escritos de hoy en día
1. ¿Solo las personas son singulares?
a) El hecho
No se trata de un simple capricho o de una moda pasajera, sino de una doctrina contrastada durante siglos, y deenorme relevancia para nuestro conocimiento y nuestra vida.
Ya Tomás de Aquino afirmaba tajante que, en sentido estricto, singularidad equivale a personalidad:
«Con el nombre de persona queremos significar formalmente [de manera clara y directa] la incomunicabilidad o la individualidad» de determinadas substancias; el nombre de persona designa «la condición por la que algo es distinto eincomunicable».
i) Existe, pues, un nexo estrechísimo entre singularidad y personalidad. Lo cual nos sitúa ante otra especie de tautología. Expresiones como «singularidad de la persona», «persona individual», «persona única e irrepetible», constituyen cierto pleonasmo o redundancia: con ellas no quiere afirmarse sino la individualidad de lo (muy) individual, la singularidad de lo (en extremo) singular ola unicidad de lo (absolutamente) único e irrepetible.
(Veremos enseguida que los paréntesis son importantes, porque indican que la singularidad propia de las personas es mucho mayor que la de las demás realidades.)
La de la persona es, en efecto, una singularidad superior o incluso suprema > .
Igual que la elevada valía de lo que reposa en sí mismo —la dignidad— diferencia a las personasde las realidades que no poseen tan alto valor, también la individualidad sobresaliente distingue a las personas de aquello que, por así decir, solo es singular de un modo secundario, derivado o empobrecido.
Un detalle curioso. Si examinamos el testimonio de algunos expertos, parecería incluso que la singularidad es la razón o causa de la dignidad personal, que esa singularidad viene «antes»,que resulta más determinante y propia de la persona que la misma dignidad.
Al respecto, Enrico Berti explica que el valor de la persona «resulta extraordinariamente incrementado por el cristianismo, que subraya su singularidad, es decir, su carácter insustituible en la economía de la salvación: y esto se muestra con claridad en las parábolas evangélicas de la oveja perdida, del dracma, del hijopródigo, en afirmaciones como “incluso los cabellos de vuestra cabeza están contados”, “vuestros nombres están escritos en el reino de los cielos”, y de la personalización llevada a cabo por Cristo de la misma verdad, cuando por ejemplo afirma: “Ego sum veritas”».
De manera análoga, Ricardo de San Víctor corrige la definición de Boecio acentuando precisamente la singularidad de la persona, encuanto la condición que este término indica «no conviene sino a uno solo ( proprietas qui non convenit nisi uni soli)».
Y abundando en la misma idea, en el siglo XIII, cuando Buenaventura de Bagnoreggio escribe que «la condición personal se encuentra configurada por dos factores: singularidad y dignidad», está anteponiendo, como elemento constitutivo de la persona, su radical singularidad a sugrandeza o eminencia. Y no solo desde el punto de vista espacio-gramatical, por escribirla delante, sino real: según recuerda Gilson, para Buenaventura, «la idea de persona implica la de individuo, más la de cierta dignidad de ese individuo», que deriva justamente de su especial y más aguda singularidad.
Es lo que sostiene otro autor de nuestros días, Leopoldo Eulogio Palacios, con el valor...
Regístrate para leer el documento completo.