La Discreta Enamorada
Salen BELISA y FENISA, tapadas
BELISA: Baja los ojos al suelo,
porque sólo has de mirar
la tierra que has de pisar.
FENISA: ¡Qué! ¿No he de mirar al cielo?
BELISA: No repliques bachillera.
FENISA: Pues ¿no quieres que me asombre?
Crïó Dios derecho al hombre
porque el cielo ver pudiera;
y de supoder sagrado
fue advertencia singular,
para que viese el lugar
para donde fue crïado.
Los animales, que el cielo
para la tierra crïó,
miren el suelo; mas yo
¿por qué he de mirar al suelo?
BELISA: Mirar al cielo podrás
con sólo el entendimiento;
que un honesto pensamientomira la tierra no más.
La vergüenza en la doncella
es un tesoro divino.
Con ella a mil bienes vino,
y a dos mil males sin ella.
Cuando quieras contemplar
en el cielo, en tu aposento
con mucho recogimiento,
tendrás, Fenisa, lugar.
Desde allí contemplarás
de su grandezael proceso.
FENISA: No soy monja, ni profeso
las lecciones que me das,
y si para atormentarme
me trujiste al jubileo,
más cumplieras tu deseo
pudiendo en casa encerrarme,
dejárasme con diez llaves.
BELISA: ¿Extremos haces agora?
FENISA: Pues ¿no he de sentir, señora,
que por momentos me acabes?¡Con mis ojos vas riñendo!
¿En qué te dan ocasión?
BELISA: Por ser santa la estación,
voy tus ojos componiendo.
Y no recibas enojo;
que doncellas y hermosuras
son como las criaturas,
que suelen morirse de ojo.
Hay mancebete en Madrid,
que si te mira al soslayo,
haráel efecto del rayo.
FENISA: El efecto me decid.
BELISA: Abrasarte el corazón,
dejando sano el vestido.
FENISA: Ya sabes tú que no he sido
de tan tierna condición.
BELISA: Decía tu abuela honrada
que una doncella altanera
era en la calle una fiera
de cazadores cercada.
Piérdese cuando la alaban,ríndese cuando suspiran;
que cuantos ojos la miran,
con tantas flechas la clavan.
FENISA: Pues ¿cuándo se ha de casar
una mujer nunca vista?
BELISA: Eso no ha de ser conquista;
que es imposible acertar.
FENISA: Pues ¿qué ha de ser?
BELISA: Buena fama
de virtud y de nobleza.
FENISA:Donde falta la riqueza
mucho la hermosura llama;
que ya no quieren los hombres
sola virtud.
BELISA: Pues ¿qué?
FENISA: Hacienda.
Salen LUCINDO, GERARDA y HERNANDO que se quedan a un lado de la
calle, distantes de BELISA y FENISA
GERARDA: ¿Que soy tu querida prenda?
LUCINDO: Así es razón que te nombres.GERARDA: Galán de palabras vienes.
LUCINDO: Ando al uso.
FENISA: (Éste es Lucindo). Aparte
GERARDA: Luego ¿préciaste de lindo?
LUCINDO: ¿De lindo? Donaire tienes.
Préciome de hombre.
FENISA: (¡Ay de mí! Aparte
Locamente imaginé
poner en hombre la fe,
que con el alma le di,
nohabiendo nacido de él
la pretensión de mi amor).
GERARDA: Para un amante hablador
soy en las tretas crüel;
que conmigo no hay chacota,
por vista del gusto mío.
LUCINDO: De tus locuras me río.
GERARDA: ¡Qué gato de algalia azota!
Por su vida, que no saque
con arrobas de rigor,
un adarme de mi amor....
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