La doctrina del Shock
origen canadiense, publicado originalmente en 2007 y cuyo principal argumento es que el capitalismo contemporáneo se apoya sobremanera en los grandes desastres, catástrofes y tragedias colectivas para fortalecerse, un comportamiento sistémico que aprovecha estos momentos de crisis para superar obstáculos que encondiciones de calma y tranquilidad representan un callejón sin salida para su avance.
Dice Naomi Klein que la estrategia de la doctrina del shock, ideada por el economista Milton Friedman y puesta en práctica por sus poderosos seguidores -desde presidentes estadounidenses hasta oligarcas rusos, pasando por dictadores del Tercer Mundo, catedráticos de universidad o directores del Fondo MonetarioInternacional-, consiste en “esperar a que se produzca una crisis de primer orden o estado de shock, y luego vender al mejor postor los pedazos de la red estatal a los agentes privados mientras los ciudadanos aún se recuperan del trauma, para rápidamente lograr que las “reformas” sean permanentes”.
El propio Friedman describió así la táctica del capitalismo contemporáneo:
“Solo una crisis -realo percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”.
Chile se convirtió en el primerescenario donde se aplicó la doctrina del shock. Allí la “crisis aprovechable” fue el golpe de Estado de Pinochet y la represión impuesta por él. Aquello allanó el camino para imponer grandes transformaciones económicas en un breve periodo de tiempo. Friedman, que asesoró a Pinochet, predijo que las características de esos cambios económicos provocarían una serie de reacciones psicológicas en lagente que “facilitarían el proceso de ajuste”. A ese proceso lo llamó el “tratamiento de choque” económico.
En el caso de Irak el shock colectivo lo provocó la invasión, los bombardeos, dentro de una operación denominada precisamente “Conmoción y pavor” - ”Shock and awe”- con el objetivo de “controlar la voluntad del adversario, sus percepciones y su comprensión, y literalmente lograr que quedeimpotente para cualquier acción o reacción”, según los autores del documento de doctrina militar que llevaba el mismo nombre. Tras ello, Paul Bremer decretó privatizaciones masivas en Irak y la liberalización del mercado.
Friedman era ya un anciano cuando se produjo la inundación de Nueva Orleans en 2005, pero también vio en aquello una oportunidad. Y así lo escribió en The Wall Street Journal:“La mayor parte de las escuelas en Nueva Orleans están en ruinas. Esto es una tragedia. También es una oportunidad para emprender una reforma radical del sistema educativo”.
Dicho y hecho. Tras el huracán Katrina, think tanks y grupos estratégicos se abalanzaron sobre la ciudad estadounidense con el propósito de convertir los colegios de Nueva Orleans en “escuelas chárter”; es decir, escuelaspúblicas que pasarían a ser gestionadas por instituciones privadas. ¿Os suena?
Aquí en España el escenario del shock no lo provoca un golpe de Estado ni una invasión ilegal con bombardeos masivos, ni una inundación de consecuencias catastróficas, sino la propia crisis económica. Es ella la justificación de la que se sirve el Gobierno -y sobre todo, los poderes económicos y financieros que auspician susmedidas- para abordar un tratamiento de choque económico que nos receta descargas eléctricas de forma continuada hasta provocar un cortocircuito en nuestra capacidad de respuesta o, dicho en palabras de Friedman, reacciones psicológicas que facilitan “el proceso de ajuste”.
Con la excusa de responder contra la crisis, se nos impone más crisis para crear una modificación permanente a través...
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