La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo COMPLETA
¿Sabes alma mía, quien es el Señor que, sacramentado, tan amorosamente entra muchas veces en tu pecho? ¿Sabes quién ese fino y cariñoso amante, que recibes en la Sagrada Comunión? Bien sé que no lo ignoras. Pero ¿sabes cuánto a padecido por quererte y cuánta sangre a derramado en su dolorosa Pación por amarte? Pues óyeme cuidadosamente yescúchame con atención, porque el Santísimo Sacramento del Altar es memorial perenne de su pasión sacrosanta.
Has de saber, alma mía, que Divino Jesús, encendido en vivas llamas y abrasado en el fuego de su caridad, voluntariamente se entregó a sus crueles enemigos, con el fin de padecer por tu amor.
Terminada la Cena salió Jesús, según la costumbre, hacia el monte de los Olivos, para orar. Losdiscípulos le siguieron. Llegando que fue allí, les dijo: “Orad para que no caigáis en la tentación”, y apartándose de ellos como la distancia de un tiro de piedra, hincadas las rodillas hacia oración diciendo: “Padre mío, si es de tu agrado, aleja de mí este cáliz. No obstante, no se haga mi voluntad, sino la tuya”. En esto se le apareció un ángel del cielo confortándole y le vino un sudor como de gotasde sangre, que caían hasta el suelo. Mientras Jesús agonizaba de congoja, Judas, el traidor, andaba en Jerusalén, tramando la venta de su Maestro.
¡Qué infame y negra traición, vender a su amigo, a su maestro, y a su Dios! Treinta monedas de plata le dieron por la sangre del justo; él las recibió y con un grupo de soldados se fue al huerto, para entregar él mismo a su propio Maestro; yacercándose, lo saludó y le besó el rostro, señal de la villana entrega. Con gran gritería tomaron los soldados a Jesús, llevándolo preso y maniatado, de tribunal en tribunal. En casa de Anás fue abofeteado; en casa de Caifás tratado de blasfemo, insultado y hasta escupido en su rostro divino. Allí Pedro, el Apóstol, atemorizado a la voz de una criada, negó con juramento a su Maestro, delante de lossoldados, diciendo que no conocía a Jesús. En ese mismo momento el Señor lo miró. Y herido por esa mirada de amor, salió de allí el Apóstol, llorando con amargura su pecado. Por su arrepentimiento, Jesús lo perdonó.
Luego que amaneció el viernes, lo llevaron ante Pilatos, que era el Gobernador romano de Judea. Este lo tuvo por inocente y no hallando en Jesús culpa, ni causa de muerte, lo envió anteHerodes, el cual con toda su corte, desprecio a Jesús, se burló de él, lo trato de loco y lo devolvió a Pilatos. Habiendo, pues, Pilatos, convocado a los príncipes y a los magistrados juntamente con el pueblo, les dijo: “Vosotros me habéis presentado a este hombre como trastornador del pueblo, y he aquí, que habiéndolo yo interrogado en presencia vuestra, no he hallado en él ningún delito de los quele acusáis. Tampoco Herodes lo ha juzgado digno de la pena de muerte. Por tanto, después de castigarle, lo dejare libre”. Habiendo dicho esto, mando a azotar a Jesús. Los verdugos cogieron a Jesús llevándolo al sitio de flagelación, donde lo desnudaron en presencia de todos: atoaron sus muñecas a la argolla de la columna, quedando inclinadas las divinas espaldas a la vista de todo el pueblo, quefijaba sus miradas en el cuerpo de su Dios, desnudo ante ellos. Allí fue recibiendo Jesús, sin quejarse, ni dar muestra de impaciencia, una tan terrible tempestad de azotes, que en breves momentos quedo su santo y delicadísimo cuerpo cubierto de sangre, de heridas, de surcos sangrientos, de jirones de piel desgarrada… ¡Oh, que dolor! Después de aquel espantoso suplicio quedo el cuerpo adorable deCristo convertido en una viva llaga. Pero, no satisfechos aún, inventaron los soldados un nuevo tormento. Crueles al mismo tiempo que burlones, formaron con un bejuco espinoso una especie de corona, que con grotescas reverencias y carcajadas de burla, en medio de horribles golpes, la pusieron en la sagrada cabeza de Nuestro Señor, clavándose en ella y en su frente venerable, las afiladas...
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