La dosis personal
Las razones detrás de la prohibición de la dosis personal son usualmente más morales que pragmáticas. Los moralistas han creído que aceptar la legalización de la droga es doblegarseante los corruptores de la juventud, o ser aliado del narcotráfico. Para estos conservadores, el problema sólo puede resolverse aumentando la represión, sin importar que estas políticas hayanfracasado rotundamente. Un informe reciente, emitido por la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, señala que en Estados Unidos, el país con las leyes más drásticas, hay cuatroveces más drogadictos que en toda Europa y más presos por delitos asociados con drogas que en todo el resto del mundo (cerca de 600.000).
Por otro lado, quienes insisten en la penalizaciónde la dosis personal olvidan que la drogadicción ha sido considerada por la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Siquiatría como una enfermedad crónica. Recientesavances en el conocimiento sobre las bases biológicas de la adicción permiten concluir que la exposición a las drogas activa en el cerebro circuitos de recompensa que hacen que se sienta lanecesidad irresistible de consumirla y se caiga en un ciclo compulsivo que se confunde con irresponsabilidad y falta de voluntad para salir del “vicio”. Pero como ha señalado el sicólogoamericano Neil Carlson, una autoridad mundial en el tema, “los efectos inmediatos de las drogas son mucho más potentes que el hecho de darse cuenta de sus consecuencias negativas a largo plazo”.
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