La Duquesa Job
mientras devoro fresa tras fresa,
y abajo ronca tu perro Bob,
te haré el retrato de la duquesa
que adora a veces al duque Job.
No es la condesa de Villasanacaricatura, ni la poblana
de enagua roja, que Prieto amó;
no es la criadita de pies nudosos,
ni la que sueña con los gomosos
y con los gallos de Micoló.
Mi duquesita, la que me adora,
no tiene humos de granseñora:
es la griseta de Paul de Kock.
No baila Boston, y desconoce
de las carreras el alto goce
y los placeres del five o'clock.
Pero ni el sueño de algún poeta,
ni los querubes que vio Jacob,
fuerontan bellos cual la coqueta
de ojitos verdes, rubia griseta,
que adora a veces el duque Job.
Si pisa alfombras, no es en su casa;
si por Plateros alegre pasa
y la saluda madam Marnat,
no es, sindisputa, porque la vista,
sí porque a casa de otra modista
desde temprano rápida va.
No tiene alhajas mi duquesita,
pero es tan guapa, y es tan bonita,
y tiene un perro tan v'lan, tan pschutt;
de talmanera trasciende a Francia,
que no la igualan en elegancia
ni las clientes de Hélene Kossut.
Desde las puertas de la Sorpresa
hasta la esquina del Jockey Club,
no hay española, yanqui o francesa,
ni másbonita ni más traviesa
que la duquesa del duque Job.
bajo la colcha color de rosa,
mientras a misa la criada va!
La breve cofia de blanco encaje
cubre sus rizos, el limpio traje
aguarda encima delcanapé.
Altas, lustrosas y pequeñitas,
sus puntas muestran las dos botitas,
abandonadas del catre al pie,
Después, ligera, del lecho brinca,
¡oh quién la viera cuando se hinca
blanca y esbelta sobreel colchón!
¿Qué valen junto de tanta gracia
las niñas ricas, la aristocracia,
ni mis amigas del cotillón?
Toco; se viste; me abre; almorzamos;
con apetito los dos tomamos
un par de huevos y un buenbeefsteak,
media botella de rico vino,
y en coche, juntos, vamos camino
del pintoresco Chapultepec.
Desde las puertas de la Sorpresa
hasta la esquina del Jockey Club,
no hay española, yanqui o...
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