La educación ambiental un nuevo paradigma
Dentro mío sin embargo algo se inquietaba, se revolvía en mis entrañas, no quería aceptar que lo que pasaba día tras día ante mis ojos era partedel costo que se debía pagar para que en otros lados, simplemente y tan cerca como en otras estaciones, las cosas fueran tan distintas. El paisaje urbano y su gente rutilante ante las vidrieras, losautomóviles en las calles, las torres de edificios, aquí la pobreza humana y ambiental no se veía, es más, me atrevo a arriesgar casi sin temor a equivocarme, que ni siquiera se sospecha que exista.Así pasaron cuatro años de estudios y de viajes, cuatro años donde sin proponérmelo comenzaba a trazar mi rumbo, mi vocación. Cualquier otra vocación, no es innata, sino por el contrarioadquirida, educada, a veces sutilmente preparada, otras como la mía… encontradas en el curso de la vida.
Seguí una vez recibida de flamante profesora, viajando en ferrocarril y en cada estacióniba grabando los cambios más trascendentes en mi mente. Las estaciones cada vez estaban más atiborradas de gente y de basura, comenzaron a aparecer los barrotes que guiaban el camino que debía...
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