La educación como inmunización contra la educación
Partiremos de algunos enunciados de Paul Feyerabend dispersos en dos de sus obras2. En Contra el método se discuten los procedimientos de la «simplificación racionalista», que mediante un “lavado de cerebro conseguirá hacer la historia de la ciencia más simple, más uniforme, más monótona, más «objetiva» y más accesible al tratamiento porreglas «fijas e infalibles»”, esclavizando a los científicos bien entrenados bajo los designios de un amo llamado «consciencia profesional»3. A esta metodología de “lavado de cerebro”, el autor contrapone una dialéctica compleja y múltiple, que se vale de las críticas y sugerencias realizadas por Hegel a la «filosofía de la subjetividad» kantiana. Las objeciones de Feyerabend a la «simplificaciónracionalista» podrían resumirse en las dos siguientes: 1) que su metodología es estéril, por lo que una epistemología anarquista resulta preferible “para mejorar el conocimiento o entender la historia”4; y 2) que la epistemología racionalista es indigna de un hombre libre, puesto que se vuelve antagónica «con el cultivo de la individualidad, que [es lo único que] produce o puede producir sereshumanos adecuadamente desarrollados»5. La primer crítica se formula desde una lógica de la productividad, o tal vez, de la prodigalidad; mientras que la segunda es de orden moral.
1. Garantizar la multiplicidad
La primera objeción que Feyerabend plantea contra el método racionalista es su escolaridad estéril, que no permite avanzar, crecer, abrir caminos alternativos, inventar nuevos mundosy nuevas formas de vida. La escolarización y el aprendizaje de la ciencia, en lugar de facilitar alternativas y de multiplicar métodos y juicios diferentes, encierra, coarta, “lava los cerebros”, obtura la creatividad, desmotiva y aburre6. Dados estos resultados, Feyerabend se opone no sólo a una educación racionalista sino también a la antropología que la sustenta: “La mejor educación consisteen inmunizar contra toda educación organizada perpetrable”7. El racionalismo, al pretender ser «objetivo» e imparcial, no permite advertir que hay múltiples alternativas válidas y razonables. De este modo, deja inermes e indecisos a los sujetos, facilitando su sometimiento a las presiones de los maestros (en el ámbito educativo) y de los líderes (en el ámbito político y social).
Cuando losdocentes imponen sus criterios como patrones de homogeneidad, reprimen toda idea diversa, singular, que difiera de la de la «autoridad». Y ello deviene en un mecanismo siniestro: sólo se reconoce fundamento a aquello que descansa en una autoridad. Como la autoridad no puede basarse en el no-saber del que no sabe, la consecuencia de esta imposición es que el educando no puede ser nunca autónomo. Paraque sus tesis puedan ser aceptadas, deberán tener un fundamento, pero sólo se aceptarán como fundamentadas aquellas avaladas por una autoridad. El educando, por definición, es incapaz de pensar por sí mismo y, consecuentemente, nunca podrá dar cuenta de sus posiciones.
En estos casos en los que se han impuesto los estereotipos formales y homogéneos del “método científico” -advierte Feyerabend-“estoy plenamente con los que piden que la gente debe ser protegida ante las presiones de los miembros del grupo o de los líderes. Pero este caveat [precaberse, cuidarse de] debe aplicarse tanto a los líderes religiosos del tipo del Reverendo Jones como a los líderes seculares, como son filósofos, Premios Nobel, marxistas, liberales, personas de influjo en fundaciones y sus representanteseducacionales: hay que robustecer al joven contra la manipulación por los llamados maestros; de lo contrario, estarán en peligro de perder su alma sin haber tenido una oportunidad de considerar siquiera la materia y de haber tenido en cuenta sus propios deseos. No es necesario decirlo: la educación contemporánea está lejos de concordar con este principio”8. Como Rousseau, Feyerabend desconfía de los...
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