la educación en colombia
Páginas: 6 (1356 palabras)
Publicado: 1 de mayo de 2014
La educación Colombiana.
¿Queremos un Futuro en Blanco y Negro?
El filósofo Karl Popper escribió alguna vez que “… Podemos convertirnos en los (las) gestores de nuestro destino cuando hayamos dejado de pretendernos sus profetas.”1 Siguiendo su analogía, no es difícil afirmar que el mundo tiene profetas de sobra. Sin duda, somos más quienes criticamos el estado actual del mundo, que aquellasy aquellos quienes realmente intentan cambiarlo. En ese intento de cambio sobre la educación de nuestro país me encuentro actualmente, como mujer, ciudadana, docente del servicio estatal, profesional e investigadora. Acciones reales de cambio son las que necesita la educación de nuestro país, acciones que se enfoquen más en los sujetos como tejedores de un destino propio y colectivo, sustentadobajo una política educativa menos burocrática y estructurada, que cuente con profesionales calificados en el área, y aumente el desarrollo social y tecnológico de nuestro país dentro del continente latinoamericano.
Quienes estamos involucrados con el ámbito educativo, día a día intentamos construir con nuestras manos e ideologías el futuro incierto de una sociedad que pide a gritos elmejoramiento de la calidad de vida, más oportunidades laborales y educativas, mejores ambientes de aprendizaje y socialización. Sin embargo, estas premisas quedan a la deriva cuando se encuentran en el aula de clase teorías educativas incoherentes al quehacer pedagógico, inconsistencias en la legislación educativa, baja calidad en la formación docente y poca investigación y reflexión de las problemáticaspropias del acto educativo. Allí, se hacen evidentes las críticas sobre el accionar del otro, en pos de un supuesto aporte a su labor para mejorar los procesos, incrementar los resultados, aumentar o construir conocimientos, y en el peor de los casos, criticarlo para hacerle un camino más difícil de andar.
En este sentido, nos preguntamos ¿Es inevitable quedarse en la simple crítica?Culturalmente, al menos, esa parece ser la creencia: quien quiere cambiar el mundo, quien está dispuesto a luchar por cambiar la realidad, con frecuencia es calificado de inmaduro, irreal o incluso ingenuo. Se cree también que el problema es de “energías,” y que éstas se van agotando con los años.
Sin importar la excusa, docentes y educadores, tenemos un compromiso fundamental con la sociedadactual respecto a la educación de las generaciones futuras; éstas serán quienes se formarán a partir de las creencias y paradigmas que su maestro tiene del mundo, los niños y niñas serán quienes a través del acto educativo, construyan su propia realidad, una realidad que se construirá como resultado de la nuestra.
¿Es necesario correr este riesgo? La respuesta es obvia, ante un panorama pocoesperanzador, un paisaje a blanco y negro que condena al 9.7% de analfabetas colombianos2 y muchos más que engrosan los índices de deserción escolar y bajo rendimiento académico, es necesario emprender acciones que den cuenta de mejores procesos educativos de formación docente. Pienso que un postgrado en el exterior es una excelente oportunidad para complementar mi formación profesional en el estudiode la pedagogía, como punto de referencia y reflexión de los diferentes actos educativos en la sociedad, la capacitación en teoría curricular e instrucción en el aula de clase, no sólo me nutrirá como profesional de la educación, sino que también será un apoyo de capacitación docente que tendrá el Plan Educativo Municipal de Chipaque y a su vez, la Secretaria de Educación de la Gobernación deCundinamarca, (lugares en los que trabajo actualmente) para beneficiar a muchos colegas interesados en el mejoramiento de la calidad educativa de sus comunidades.
Tal como se puede apreciar en los resultados del Foro Educativo Nacional 2008 realizado por el Ministerio de Educación Nacional, la educación de calidad no debe ser un tema de “modas”, “élite” o “imposiciones magisteriales”. Es...
¿Queremos un Futuro en Blanco y Negro?
El filósofo Karl Popper escribió alguna vez que “… Podemos convertirnos en los (las) gestores de nuestro destino cuando hayamos dejado de pretendernos sus profetas.”1 Siguiendo su analogía, no es difícil afirmar que el mundo tiene profetas de sobra. Sin duda, somos más quienes criticamos el estado actual del mundo, que aquellasy aquellos quienes realmente intentan cambiarlo. En ese intento de cambio sobre la educación de nuestro país me encuentro actualmente, como mujer, ciudadana, docente del servicio estatal, profesional e investigadora. Acciones reales de cambio son las que necesita la educación de nuestro país, acciones que se enfoquen más en los sujetos como tejedores de un destino propio y colectivo, sustentadobajo una política educativa menos burocrática y estructurada, que cuente con profesionales calificados en el área, y aumente el desarrollo social y tecnológico de nuestro país dentro del continente latinoamericano.
Quienes estamos involucrados con el ámbito educativo, día a día intentamos construir con nuestras manos e ideologías el futuro incierto de una sociedad que pide a gritos elmejoramiento de la calidad de vida, más oportunidades laborales y educativas, mejores ambientes de aprendizaje y socialización. Sin embargo, estas premisas quedan a la deriva cuando se encuentran en el aula de clase teorías educativas incoherentes al quehacer pedagógico, inconsistencias en la legislación educativa, baja calidad en la formación docente y poca investigación y reflexión de las problemáticaspropias del acto educativo. Allí, se hacen evidentes las críticas sobre el accionar del otro, en pos de un supuesto aporte a su labor para mejorar los procesos, incrementar los resultados, aumentar o construir conocimientos, y en el peor de los casos, criticarlo para hacerle un camino más difícil de andar.
En este sentido, nos preguntamos ¿Es inevitable quedarse en la simple crítica?Culturalmente, al menos, esa parece ser la creencia: quien quiere cambiar el mundo, quien está dispuesto a luchar por cambiar la realidad, con frecuencia es calificado de inmaduro, irreal o incluso ingenuo. Se cree también que el problema es de “energías,” y que éstas se van agotando con los años.
Sin importar la excusa, docentes y educadores, tenemos un compromiso fundamental con la sociedadactual respecto a la educación de las generaciones futuras; éstas serán quienes se formarán a partir de las creencias y paradigmas que su maestro tiene del mundo, los niños y niñas serán quienes a través del acto educativo, construyan su propia realidad, una realidad que se construirá como resultado de la nuestra.
¿Es necesario correr este riesgo? La respuesta es obvia, ante un panorama pocoesperanzador, un paisaje a blanco y negro que condena al 9.7% de analfabetas colombianos2 y muchos más que engrosan los índices de deserción escolar y bajo rendimiento académico, es necesario emprender acciones que den cuenta de mejores procesos educativos de formación docente. Pienso que un postgrado en el exterior es una excelente oportunidad para complementar mi formación profesional en el estudiode la pedagogía, como punto de referencia y reflexión de los diferentes actos educativos en la sociedad, la capacitación en teoría curricular e instrucción en el aula de clase, no sólo me nutrirá como profesional de la educación, sino que también será un apoyo de capacitación docente que tendrá el Plan Educativo Municipal de Chipaque y a su vez, la Secretaria de Educación de la Gobernación deCundinamarca, (lugares en los que trabajo actualmente) para beneficiar a muchos colegas interesados en el mejoramiento de la calidad educativa de sus comunidades.
Tal como se puede apreciar en los resultados del Foro Educativo Nacional 2008 realizado por el Ministerio de Educación Nacional, la educación de calidad no debe ser un tema de “modas”, “élite” o “imposiciones magisteriales”. Es...
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