La educacion y la esclavitud disfrazada

La educación y la esclavitud disfrazada
Parcial Domiciliario de Sociedades y Comunidades
1ro Gestión de Políticas Culturales 2015
Jimena González

“Una esclavitud disfrazada” Estado, cultura y educación
El sistema nos envuelve. Nos envuelve, nos abraza, nos contiene, nos retiene, nos aprisiona, nos ahoga. Somos lo herederos de aquello que Hobbes llamó ficticiamente “el pacto”, somos quienesrecibimos las responsabilidades de acatar y responder a lo firmado. Respondemos a la entrega de todos nuestros átomos de potencias al estado y por ende, clamamos por aquello que el estado ofrece para nuestro ‘bienestar’. Hijos del gran titiritero, aquel gran monstruo el cual tira y mueve los hilos de todo aquello de lo que dependemos, obedecemos a su ley y respetamos uno de nuestros derechos máximos:acudimos durante nuestra niñez, adolescencia y juventud a educarnos. Formamos la fila el primer día junto a nuestros compañeros, la administración del colegio inicia un legajo con nuestro nombre, vamos avanzando grado a grado y acumulamos puntuaciones numéricas que cada vez resultan más difíciles de alcanzar, y llega un día en que nos sentimos agotados, cansados, que no queremos estudiar más, yseguimos, obedecemos, ya estamos dentro y el futuro no es prometedor de salirnos, el castigo social será duro, la familia nos observará con vergüenza, no habrán valido los años de sacrificio de tu padre y tu madre. Así que sigues, formando cada día la fila, portando cada día el uniforme, cantando la canción a la bandera y observando sobre tu cabeza un cielo gris que acompaña aquella mañana dondetuviste que abandonar la cama más temprano para prepararte para el examen que promete que si no lo aprobas, te reprobará la asignatura de todo un año. Sin embargo, ¿hemos pensado en qué sucedería si no lo hiciéramos? ¿si de repente corrieramos lejos de aquella fila y de aquel lugar? ¿qué sería de nosotros fuera de una de las principales estructuras de contención del estado? ¿podríamos tirar nosotrosmismos de aquellos hilos y vivir sin nada de lo que los estados demandan de nuestra parte como habitantes de sus territorios? ¿cuál sería el precio individual y social a pagar? ¿y si nuestra acción originara la caída de la educación tal como la conocemos? Claramente nuestra cultura no sería nuestra cultura. Nuestra idiosincrasia no sería la misma si fuéramos ajenos a todo aquello, crearíamosnuestra propia cultura con el pasar de la vida, tal vez seguiríamos aquello para lo que creemos estar destinados y solo acudiríamos a estudiar si nuestro potencial estuviera destinado para ello. Elaboraríamos nuestro propio modo de vida, seríamos titiriteros de nuestra existencia y estaríamos aquí, en el mundo, parados, mirando al cielo y preguntándonos si no hemos vivido bajo el yuzgo de una granmáquina invisible que todo lo ve, todo lo controla, cual Gran Hermano, aparenta estar en todos lados y no permite rebelión individual alguna, porque la realidad es otra. En cuanto quieras darte cuenta, el cielo será una ilusión, lo que te rodea será un sueño y te despertarás en un subte cualquiera, perdido en medio de la ciudad, en hora pico, con tu tarjeta SUBE en la mano, bajando la mirada el techoa los ojos de todos los trabajadores con su depresión laboral que, resignados, son parte del mismo sistema que vos. Vos, ellos, todos, somos esclavos del sistema estatal. Y la cultura también.
La cultura resulta la principal esclava y sometida por el aparato estatal. Con sonrisa maliciosa el estado observa como todos los neófitos de educadores aguardan sedientos y con los bolsillos vacíos unaoportunidad para ser parte de la estructura institucional que formará la cultura de toda una nación como mejor él disponga. Ya lo decía Nietzsche, “¿Adónde deberán huir esos pobres y numerosos profesores, a quienes la naturaleza no les ha concedido las dotes que les permita alcanzar una auténtica cultura, y que, más que nada tienen la pretensión de aparentar que se encaminan hacia la cultura, sólo...