La empresa: historia de una idea revolucionaria; john micklethwait, adrian wooldridge
Introducción
Utopía S.A.
1. Mercaderes y monopolistas (3000 a.C.- 1500 d.C.)
El efecto Rialto
La base de datos de Datini
Corporaciones y gremios
2. Imperialistas y especuladores (1500-1750)
La honorable compañía
Por la patria y el rey
John Law y el dios Mammón
La burbuja del Mar del Sur y el carrusel de los tontos
Un cuerpo sin alma3. Un parto largo y doloroso (1750-1862)
Esclavistas e industriales
La alternativa estadounidense
Consolidación de la independencia empresarial
E1 efecto Middlemarch
El gran debate de la era victoriana
Un nuevo tipo de organización
4. El ascenso de las grandes empresas en Estados Unidos (1862-1913)
El ferrocarril vino primero
Minoristasfrente a fabricantes
Todo bajo un mismo techo
La reacción
La popularidad de la compañía
5. El ascenso de las grandes empresas en Gran Bretaña, Alemania y Japón (1850-1950)
Tierra de esperanza e historia
Pocos pero buenos
El surgimiento de la industria alemana
El zaibatsu japonés
6. El triunfo del capitalismo gerencial (1913-1975)
Larevolución de Sloan
Los gerentes
Tres debates definidores de la compañía
Imperialismo empresarial
El hombre de la organización y la benevolencia estadounidense
7. La paradoja de la compañía (1975-2002)
Viva la compañía
La desarticulación de la compañía
Redada de sospechosos habituales
Bárbaros y fondos de pensiones
Silicon Valley
Desarticulada, planay sin fronteras
Capitalismo regulado
8. Las multinacionales: agentes de influencia (1850-2002)
Las primeras incursiones en el exterior
Un imperio propio
La multinacional multicultural
La gran antipática
Conclusión. El futuro de la compañía
Tres mundos posibles
Una franquicia amenazada
INTRODUCCIÓN
UTOPÍA S.A.
La noche del 7 de Octubre de1893 se estrenó una opereta en un teatro abarrotado del West End Londinense. William S. Gilbert y Arthur Sullivan eran los titanes de la cultura popular victoriana.
Para aumentar la expectación, los dos autores se habían peleado un par de años antes, en parte porque Sullivan apuntaba más alto que la simple ópera cómica, y parecía que la larga colaboración de la pareja tocaba su fin, peroentonces volvieron.
Uno de los objetivos de Utopía S.A., o Las flores del progreso, no era la risa fácil, sino la sociedad anónima de responsabilidad limitada.
La opereta de esa noche se burlaba de la idea de que las sociedades anónimas estaban barriendo todo lo que tenían delante, enriqueciendo de paso a los inversores.
Pese a sus puyazos, Utopía S.A., llevaba implícita una clara nota detriunfo. Era una celebración de otra de las curiosas invenciones victorianas que cambiaron el mundo. Las nuevas sociedades mercantiles alumbradas por la Ley de 1862, y las imitaciones surgidas en otros países, daban paso a la primera gran era de la globalización.
Arrancaban a millones de personas del campo, y cambiaban su modo de alimentarse, trabajar y divertirse. Erigían los primeros rascacielosde oficinas en Manhattan y expoliaban el Congo Belga. Combatían con los sindicatos y desafiaban a los políticos.
Hegel predijo que el elemento esencial de la sociedad moderna sería el Estado; Marx, que sería la comuna; Lenin y Hitler, que sería el partido. Antes que ellos, una serie de santos y sabios aseguraban lo mismo respecto a la parroquia, el castillo feudal y la monarquía.
La granafirmación de este libro es que todos se equivocaron.
La estructura más importante del mundo es la sociedad mercantil, la base de la prosperidad de Occidente y la mejor esperanza para el futuro del resto del mundo.
De hecho, para casi todos los mortales, la única institución que disputa a la empresa nuestro tiempo y energía es una que damos todos por sentada: la familia.
Las sociedades...
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