La empresa y los negocios
Una voz quejumbrosa respondió desde el interior: -Dile que no puedo ver a nadie.-Gracias, señor -dijo Poole, con un cierto tono de triunfo en la voz, y volviéndose a tomar la palmatoria condujo de nuevo a Utterson, a través del jardín, hasta la enorme cocina donde el fuego estabaapagado y las cucarachas corrían libremente por el suelo.
-Señor -dijo, mirando directamente a Utterson-, ¿era ésa la voz de mi amo?
-Parecía muy cambiada -replicó al mayordomo muy pálido, perodevolviéndole la mirada. -¿Cambiada? Sí, supongo que sí -dijo Poole-. ¿Cree usted que después de servir en esta casa veinte años puedo confundir su voz? No señor, al amo le han matado. Le mataron haceocho días, cuando le oímos invocar a Dios, y quién está ahí en su lugar y por qué está ahí es algo que clama al cielo, Mr. Utterson.
-Es una historia muy extraña, Poole. Más bien diría que descabellada-dijo Mr. Utterson mordisqueando la punta de uno de sus dedos-. Supongamos que haya ocurrido lo que usted imagina; supongamos que Je- kyll ha sido, bien, digámoslo claramente, asesinado, ¿qué podríaimpulsar al asesino a permanecer en el lugar del crimen? Es absurdo. No tiene sentido.
-Mr. Utterson, usted es hombre difícil de convencer, pero verá cómo lo consigo -dijo Poole-. Toda la se- manapasada (debo informarle de ello) el hombre, o lo que sea, que vive en ese gabinete ha estado pidiendo a gritos noche y día una medicina que no puedo conseguir en la forma que él desea. A veces mi amosolía escribir sus encargos en un papel que dejaba en el suelo de la escalera. Pues eso es todo lo que he visto la semana pasada: papeles y más papeles, una puerta cerrada y bandejas con comida quedejamos junto a la puerta y él introduce en el gabinete cuando nadie le ve. Diariamente, y hasta dos o tres veces por día, he oído órdenes y quejas y me ha mandado a la mayor velocidad posible a todas...
Regístrate para leer el documento completo.